La imposibilidad de poder disfrutar de los días de
vacaciones reglamentarios durante el periodo estival por
parte de dos facultativos del centro de salud de Recinto se
ha convertido en un nuevo foco de tensión con la
Administración.
Según explicó el presidente de la Asociación de Médicos de
Atención Primaria, Antonio Ferreras, el criterio tan
sumamente estricto que ha utilizado el Ingesa para
establecer el calendario de vacaciones reglamentarias ha
terminado conculcando el espíritu del Plan Concilia para que
los galenos puedan hacer compatible su vida profesional con
la laboral.
Según el relato de Ferreras, la norma es que las fechas de
las vacaciones estén publicadas el 30 de abril, para lo cual
los profesionales han de elevar a la dirección su solicitud
antes de este día.
Sin embargo, uno de los facultativos del centro, de estado
civil separado, sólo pidió antes de que acabara el plazo
reglamentario una parte de las vacaciones que le
correspondían. Por contra, para solicitar el calendario del
resto de las vacaciones tuvo que esperar más tiempo al
objeto de conocer en qué fecha podría coincidir con los
hijos que comparte con su ex mujer.
La sorpresa vino cuando recibió una carta de la dirección en
la que se argumentaba que “no habiendo solicitado la
totalidad de sus vacaciones” en el plazo prescrito se asumía
que las quería en los meses de mayo, junio, octubre,
noviembre o diciembre.
El otro facultativo que recibió la misma carta tampoco
solicitó sus vacaciones en plazo porque necesitaba
coordinarse primero con su mujer para coincidir en el
disfrute de este periodo de descanso.
Ferreras criticó que el Ingesa entendiera como un asunción
lo que no era más que una pesunción y no hubiera consultado
a los médicos antes de enviarle las carta de la discordia.
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