Mi conocido me presenta a otro
conocido suyo y, apenas cumplido el trámite, va y dice en la
reunión en la cual nos encontramos:
-Manolo ha sido entrenador de fútbol y, siendo del
Madrid fetén, no entiende cómo es posible que Iker
Casillas lleve tantos años disfrutando de un cartel de
primera figura que no le corresponde de ninguna manera.
La cara del recién conocido refleja inmediatamente un cuadro
estuporoso. El hombre es todo asombro. Y en su mirada
descubro que tengo delante de mí a un tipo convencido de que
el portero del Madrid es la joya de la corona. Y, por lo
tanto, un rendido admirador de un guardameta mediocre, que
ha sabido trajinarse la voluntad no sólo de las vecinas del
quinto sino también de todos los vecinos de ese piso
simbólico.
Al recién conocido, una vez superado el trauma que parece
haberle causado el que yo piense así de su ídolo, lo primero
que se le ocurre es decirme que seré yo el único que no
reconozca las cualidades que han hecho posible ya que el
chico nacido en Mostoles esté considerado como un portero de
leyenda.
-Mire usted, le digo, todo el mundo tiene derecho a opinar,
y para qué decirle si es sobre fútbol, aunque no todas las
opiniones son igualmente válidas. Valen más las que tienen
mejores argumentos a su favor y las que mejor resisten la
prueba del fuego del debate con las objeciones que se les
plantean.
-De acuerdo, pero no me negará usted que su opinión se
estrellaría contra la de todos los especialistas de la cosa
que hablan y no acaban de las extraordinarias actuaciones de
Casillas, temporada tras temporada.
-En absoluto. Mis argumentos siguen siendo los mismos que
expuse el día que le vi por primera vez, y todavía estoy
esperando que los defectos con los que accedió a jugar en el
Madrid hayan sido superados. Y es que a medida que las
crónicas laudatorias, interminables y mentirosas, le iban
aupando al pináculo de la fama, sus carencias se hacían cada
vez más visibles y han terminado por convertirse en defectos
crónicos.
-¿Carencias, dice usted?
-Sí. Pues su ídolo es incapaz de dominar el área pequeña.
Cada balón que llega por alto, a esa zona, los madridistas
tenemos que encomendarnos a todos los santos. Es intolerable
su juego con los pies. Casi todos sus saques, los de
Casillas, son flojos, deficientes y terminan en poder de los
contrarios. No existe el blocaje para él. Permanece atado al
fondo del marco. En suma, con muy poco bagaje técnico ha
conseguido que lo encumbren.
-Oyéndole, tengo la impresión de que usted la tiene tomada
con Casillas...
-En absoluto. Por motivo muy principal: porque mi ser
madridista de verdad, créame, desea los triunfos de mi
equipo. Y le diré que soy del Madrid desde que vestía
pantalón corto. Y, además, yo he dado mi punto de vista
meramente personal y a usted le compete hacerle frente con
otro cuyos argumentos racionales puedan rebatir mi opinión.
Y no salirse por la tangente.
-Bueno, pues Casillas será el portero titular en el
Mundial... Por más que se hable de Valdés y de otros
porteros que son meramente inferiores al madridista.
-Cierto. Pues Del Bosque tiene derecho a estar
justito de valor...
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