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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 5 DE MAYO DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

José Manuel Domínguez
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Lo conozco desde hace muchos años. Los suficientes para saber de qué va y cómo hay que tratarlo. Hubo un tiempo en el cual venía a mí buscando ayuda para mantener su puesto en la televisión pública. Porque se sentía perseguido por quien siempre ha mandado en esa televisión.

Jamás me fié de José Manuel Domínguez. Le consideraba un hombre voluble y que andaba sumido en un mar de dudas.

Al cabo del tiempo, y después de que JMD anduviera por otros andurriales, me lo encontré nuevamente situado en un puesto preferente de los que suele conceder el Gobierno de la Ciudad a personas manejables. Y tampoco me supo mal. Puesto que pienso que todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida aunque sea haciendo labores de zapa.

Días atrás coincidimos en la imposición de una medalla y lo vi disfrutando de lo lindo del momento que estaba viviendo. Hablaba sin parar ante los guardaespaldas de Vivas. Y hasta le reí las gracias.

Luego, cuando me tocó escribir, no tuve el menor inconveniente en destacar su actuación. Porque nunca he sentido aversión por quienes gustan de lo que gustan y sanseacabó. Así que no tuve el menor inconveniente en escribir bien de José Manuel Domínguez. Y destaqué su postura. Incluso le hice el artículo de la amistad. Y hasta dejé constancia de cierta afinidad con el.

Pero hete aquí que días después, me encuentro a un conocido que me refresca la memoria. Va y me dice que cómo es posible que yo trate tan bien a un tipo que ha sido el mayor instigador contra mi persona no hace mucho. Y me deja sumido en una mar de confusiones.

-No sé de qué me estás hablando, le digo.

-Lo cual demuestra que tú careces de esa información que te suelen adjudicar.

-Explícate...

-Mira, Manolo, el jefe de gabinete de prensa, JMD, ha sido el mayor enemigo que tú has ha tenido siempre. Él se encargaba de decirles a quienes no te pueden ver que había que arremeter contra ti porque eras un tipo que te distinguías por tu homofobia. Y hablaba peste de tus comportamientos.

-¿Por qué...?

-Quizá porque estaba mandado por alguien cuyo nombre voy a decirte pero que te pido encarecidamente que tú no nombres.

Tras esta confesión, obtenida la semana pasada, he procurado por medios adecuados saber más del asunto. Y me han informado perfectamente de que José Manuel Domínguez no es trigo limpio. Que el jefe de gabinete de prensa de la Ciudad juega sucio. Que no tiene el menor inconveniente en contar todas las mentiras posibles si con ellas consigue ganarse la confianza de quienes mandan.

Resumiendo: que la próxima vez que José Manuel Domínguez coincida conmigo en cualquier acontecimiento y se me acerque, no tendré el menor inconveniente en mandarle a freír espárragos. Es lo menos que puedo hacer.
 

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