Desde luego, hay algún interesado en desinformar a la
opinión pública, respecto del proceso a seguir para elegir a
los nuevos directivos de la Cámara de Comercio y a su
Presidente. Y como la función de cualquier medio de
comunicación serio es informar de forma veraz, parece lógico
desgranar, aunque sea de modo sucinto, los pasos a seguir
por todos los afiliados a la Cámara para elegir a sus
representantes.
Para empezar, es preciso aclarar que nadie elige de forma
directa al Presidente de la Cámara de Comercio, la cual,
como cualquier corporación pública, se nutre de
representantes de los diferentes sectores, los cuales a su
vez, eligen de entre ellos a su Presidente. Industria,
Comercio, Servicios, Navegación, son los distintos sectores
en los que se agrupan los empresarios y en función del
volumen de afiliados que cada sector tenga, se determina el
número de representantes del mismo a elegir para la Cámara.
No deja de ser lógica esta fórmula de representación, que
refleja el peso de cada sector en la economía de Ceuta y,
por ende, su representación.
Para que un determinado empresario pueda ser candidato a
formar parte de la Cámara, deberá contar con un mínimo de
avales entre empresarios de su propio sector, no computando
aquellos que procedan de un sector empresarial distinto al
del candidato.
Karim Bulaix, ha cometido de facto varios errores, aunque a
decir verdad, los han cometido aquellos que presentando su
candidatura a la Cámara han quedado excluidos de la
candidatura y por tanto, de la posibilidad de participar en
la votación final que elegirá al Presidente de la Cámara. Y
algunos de estos iban, supuestamente, a apoyar la elección
del Sr. Bulaix. ¡Qué se le va a hacer! Lo mínimo que se le
puede pedir a quien aspira a presidir la Cámara de Comercio
es que sepa como funcionan los mecanismos democráticos de
elección de candidatos y no que, al comprobar su escaso
bagaje en este sentido, se convierta en un francotirador que
sólo pretende arruinar el proceso sembrando toda clase de
afirmaciones calumniosas, naturalmente con el coro de
quienes siempre quieren sacar tajada en medio del río
revuelto.
Se denuncia en Ceuta Televisión por parte del propio Bulaix,
que en la Junta Electoral participan “familiares” de una de
las candidaturas. Pero este periódico está en condiciones de
demostrar que eso no es cierto, que Bulaix miente, puesto
que uno de los empresarios que fue elegido para formar parte
de la Junta, presentó inmediatamente su renuncia de modo
oficial y formal, por cuanto iba también a presentar su
candidatura por el sector comercio. Y este es el único caso
con esa singularidad, siendo el comportamiento del
empresario en cuestión impecable y propio de alguien que sí
conoce las reglas de funcionamiento democrático para la
elección de una corporación de carácter público.
Otra de las decisiones cuestionadas, tiene que ver con la
elección de los miembros de la Junta Electoral por parte de
los empresarios, la cual, ya se sabe, está supervisada por
la Dirección de Comercio del Estado en Ceuta. Lo curioso es
que el método que se acordó, porque se acordó, no suscitó
ninguna controversia hasta que el Sr. Bulaix y sus
correligionarios, se dieron cuenta de su ignorancia y falta
de respeto a las normas democráticas, lo que les ha situado
al borde de la pérdida de las elecciones. De hecho, dos
empresarios muy conocidos como Manuel Doncel y Jorge Cruces,
que han manifestado su apoyo a la candidatura de Bulaix y
que son todavía miembros de la actual Cámara de Comercio,
dieron su visto bueno al método de elección de los
empresarios para participar en la Junta Electoral. Y así,
estando todas las partes de acuerdo, la Secretaria de la
Cámara y la Directora de Comercio, dieron por válida, por
ajustarse a la norma, la constitución de la Junta Electoral.
Bulaix, sus correligionarios y el grupo de coristas
mediáticos que siempre aparece cuando hay algo que repartir,
saben que han perdido y saben que han mostrado una supina
ignorancia y una temible falta de respeto a las normas y
sólo les queda la huída hacia delante. Así las cosas, parece
lógico mostrar muchas cautelas ante cualquier paracaidista,
que ha empezado una carrera saltándose todos los semáforos,
menospreciando al árbitro y despreciando a sus
contrincantes.
Vamos: Un temerario.
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