En esta ocasión el primero de mayo
coincidió en sábado, que es cuando comienzan las primeras
comuniones, en este mes, aquí en Ceuta. En el primer sábado
de este mayo se acercaron por primera vez al altar docenas
de niños para recibir su primera comunión, algo que, en la
creencia cristiana, deja marcado para siempre y para bien,
especialmente, a esos niños, y también deja un buen recuerdo
para sus familiares.
En años pasados, por estar mismas fechas, hemos hecho una
reflexión similar, de un día en el que, con crisis, como
cuando no la hay, todas las familias de esos niños o de esas
niñas, que reciben su primera comunión, aparecen unidos,
como una piña, para dar mayor felicidad aun al chiquillo que
se acercó al altar.
Hasta tres generaciones conjuntamente, se unen en un día de
fiesta especial. El abuelo y la abuela se ponen sus mejores
galas, los padres, incluso en casos en los que haya habido
separaciones, por unas horas se olvidan de esas
discrepancias y comparten mesa, alegría y felicidad. Los
niños que se ven ya grandecitos, con una vestimenta que han
visto anteriormente a sus hermanos mayores, a sus primos o a
sus vecinos, y que ahora les toca lucirlo a ellos, se
muestran totalmente distintos a lo que eran el día anterior.
El mes de las comuniones aporta, además, otras cosas que
ayudan, un poco, a que la crisis se note un poquito menos en
ciertos negocios.
Las primeras comuniones pueden cerrar el paso, luego en el
verano, a unas vacaciones en la sierra, en la Costa Azul, o
donde sea, pero esas comuniones del mes de mayo proporcionan
a los restaurantes unos ingresos especiales que les hacen
equilibrar la flojedad que tuvo la caja, en los meses
anteriores.
A lo largo de estos cinco fines de semana, no lo olvidemos,
en Ceuta hay establecimientos de restauración que dan por
encima de las veinte comuniones, con lo que eso significa,
aunque parece que este año los invitados son menos y los
menús se hacen a la baja.
Pero no sólo vamos a fijarnos en los lugares de
restauración, por cuanto establecimientos de confección, no
digamos los especializados en comuniones, en un solo mes
hacen más caja que en todo el resto del año.
Ya sé que, al llegar a este punto, habrá quien esté diciendo
que esos gastos son superficiales, pero, con todos los
respetos, me parecen más superficiales ciertos gastos que se
hacen en ferias, en Reyes o en esa fiesta comercial que es
el 14 de febrero, que estos que, debo repetirlo, llevan a la
unión de las familias sin reparar en nada, en ese día, junto
al niño o a la niña que va a recibir, por primera vez, la
comunión.
Y no he querido entrar en el fondo del tema, en lo que
representa esto dentro de la religión católica, para que no
nos salga el “progre barato de turno” con una serie de
argumentos que, difícilmente, íbamos a poder compartir.
Creencias de un tipo o del otro no pueden embarrar la
alegría de unos niños pequeños, todavía, que cuando menos en
ese día se sienten protagonistas y el centro de toda su
familia, sin que nadie les discuta nada.
Veo en nuestro periódico, El Pueblo de Ceuta, una larga
serie de fotos de niños y de niñas, en el día más feliz de
su vida, vestidos de primera comunión, esa foto, ese
periódico y muchas más cosas de ese día las guardarán esos
niños para siempre. Algo debe decir esto.
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