En los últimos años, la unidad de
acción sindical de las dos principales centrales
mayoritarias, UGT y CCOO, ha experimentado un frágil
equilibrio como consecuencia de diferencias sustanciales en
ocasiones, totalmente insalvables. Resulta extraño comprobar
como, con las actuales cifras que evidencian nuestra
lamentable situación laboral, 4.500.000 de desempleados, la
defensa de los intereses de estos trabajadores españoles no
es el principal argumento en la labor diaria de unas
organizaciones, que han olvidado precisamente, que su
objetivo principal debería ser la defensa del pleno empleo
como uno de los principales derechos incluidos en nuestra
Constitución.
En nuestra ciudad, esta ruptura en la unidad de acción
sindical aún es más evidente. Intereses personales alejados
totalmente del interés general han provocado que ambas
centrales sindicales hayan disentido en los últimos meses en
cuestiones fundamentales en la defensa de los derechos de
los trabajadores en diferentes sectores del mercado laboral
ceutí. Es momento de recordar las diferencias existentes en
mejorar la calidad de la sanidad ceutí, en la defensa de los
derechos de los trabajadores desempleados o en la mismísima
asistencia por separado a los actos del tradicional Primero
de Mayo.
Sin embargo, los últimos acontecimientos en relación a los
contenciosos que presuntamente han implicado al juez
estrella, Baltasar Garzón, encausado por el Tribunal Supremo
por un presunto delito de prevaricación, al declararse
competente para investigar los crímenes y desapariciones de
la dictadura franquista, ha conseguido unificar la labor de
ambas organizaciones en la reivindicación de exigir la
exoneración de una persona, que para estos, no es igual que
el resto de los españoles ya que, exigen un trato
diferenciado del resto de los ciudadanos. Desde este mismo
instante, un principio fundamental de nuestra Constitución
debe ser incumplido por el Poder Judicial a petición del
progresismo español, desde este mismo instante, todos los
españoles no somos iguales ante la ley.
Circunstancia, que atrae a mi memoria otras movilizaciones
de nuestro pasado más reciente, movilizaciones de estas
mismas centrales sindicales en momentos en los que la
bonanza económica en nuestro país posibilitaba que la
disminución en las cifras del desempleo se convirtieran en
la nota predominante pero que, en las que el hundimiento de
un barco llamado Prestige o la presencia de tropas españolas
en Irak fueron utilizados para desacreditar la gestión del
Gobierno del Partido Popular. Días en los que la
intransigencia de unos cuantos y el inmovilismo de otros
muchos otorgó el triunfo electoral al candidato socialista,
José Luís Rodríguez Zapatero
En definitiva, las centrales sindicales mayoritarias, Unión
General de Trabajadores y Comisiones Obreras, evidencian su
unidad de acción sindical en cuestiones totalmente alejadas
de la principal problemática que afecta a la sociedad
española, de la problemática que debería ser el centro de
toda labor sindical, una problemática que impide a más de
cuatro millones y medio largo de personas poder llevar un
salario digno con el que sustentar a sus familias. España,
los españoles y los desempleados necesitan de la labor
conjunta de todas las organizaciones sindicales volcadas en
la reivindicación legítima de exigir las medidas necesarias
del Gobierno de la nación, competente en dicha materia, que
reactiven un mercado laboral obsoleto disminuyendo con ellas
la dramática tasa de paro que supera ya el 20%.
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