La calma del mar con la que amanecía el 12 de diciembre de
1949 no hacía presagiar la tragedia que aquel día, tiñó de
luto a Ceuta. Un inesperado y duro temporal de Levante
provocó que las embarcaciones que faenaban en la zona del
Estrecho o en aguas marroquíes se vieran obligadas a arribar
a puerto ceutí. El camino de regreso no fue fácil. Durante
horas los pescadores tuvieron que hacer frente al temporal.
Pese a las condiciones adversas, los barcos pesqueros
lograron su objetivo. Todos, menos tres, que se quedaron en
el camino: ‘Lobo Grande’, de Ceuta; ‘Los Mellizos’, de
Tarifa y ‘San Carlos’ de Algeciras. A su paso por Punta
Almina, lugar donde confluyen el Atlántico y el
Mediterráneo, la bravura del mar les arrastró hasta los
isleos de Santa Catalina. El resultado, 64 víctimas
mortales.
Del ‘Lobo Grande’ fallecían 15 tripulantes… El patrón,
Miguel Rodríguez…
El motorista Diego Gómez, el lucero José Carmona y los
marineros Antonio Fortes, Francisco Ortiz, Manuel Ortiz,
Isidro Bazán, José Martín, Joaquín Ramos de Brito, José
Sánchez, Pedro Núñez, Luís Cortés y Manuel del Toro.
Posteriormente, los restos del ‘Lobo Grande’ fueron
remolcados por un vapor de la industria ballenera al muelle
Alfau. En su interior, antes de hundirse, fue encontrado el
cuerpo de José Sánchez Sellés.
Sufrimiento
Numerosos familiares de pescadores que aún no habían
regresado esperaban noticias ante las puertas del hospital
de la Cruz Roja, viviéndose momentos de incertidumbre. La
confirmación del hundimiento de las tres embarcaciones
provocó el llanto y dolor de muchas personas, que esperaban
ansiosos la posible salvación de sus familiares. La llegada
de marineros al centro hospitalario era constante. Muchos
salvaron sus vidas gracias a que fueron auxiliados por otros
pesqueros. Otros alcanzaron la costa a nado, aunque no todos
consiguieron su objetivo, pereciendo en el intento.
Daños materiales
El temporal también provocó importantes daños materiales en
los pesqueros que se encontraban atracados en el muelle. En
las horas previas, los pescadores se disponían a faenar una
noche más, pero ante los primeros avisos que auguraban la
llegada de oleaje y fuerte viento, optaron por permanecer
amarrados a puerto. La gran mayoría reforzaron sus amarras,
pero fue insuficiente. La virulencia con la que actuó el
temporal provocó que muchas embarcaciones se soltaran. Los
propios marineros, arriesgando sus vidas, volvieron a
reforzar las amarras utilizando en algunos casos cables de
acero. La fuerza del viento y el estado del mar hacían
inútiles todas las medidas, ya que en el interior del puerto
los barcos chocaban unos contra otros, y otras embarcaciones
fueron arrastradas por el oleaje hasta el foso, hundiéndose
muchas de ellas.
Día de luto
El Gobierno General de las Plazas de Soberanía, a través de
la Delegación Gubernativa en Ceuta, declaraba el 14 de
diciembre de 1949 día de luto en la ciudad: “Día de dolor es
para Ceuta el de hoy al conocerse la magnitud de la
catástrofe producida por el temporal, hogares han quedado
desamparados por la desaparición del cabeza de familia;
madres, esposas, hijos, hermanos, han perdido sus más
queridos familiares; hogares que han quedado deshechos por
el derrumbamiento de viviendas modestas. […]Es hoy, pues,
día de luto para Ceuta y nada mejor que exteriorizar estos
sentimientos de solidaridad hacia los que son como cosa
nuestra y con los que sentimos el profundo dolor porque
pasan. En su virtud, e interpretando el deseo unánime de la
población, declaro el día de hoy como día de luto, debiendo
permanecer cerrados todo el día los espectáculos públicos,
cafés, bares y establecimientos similares, cerrando medio
día, por la tarde, los demás establecimientos”. El
comunicado era firmado por Francisco del Valle, delegado
gubernativo de Ceuta.
El apoyo y solidaridad por parte de las instituciones y la
ciudadanía no se hizo esperar. Se abrió una suscripción
pública en todas las entidades bancarias de la ciudad y
localidades del Protectorado Español en Marruecos. En apenas
tres días la recaudación superaba las 220.000 de las
antiguas pesetas.
Los tripulantes de las traíñas ‘Trinidad Piñero’ y ‘Juan
Piñero’ protagonizaron uno de los capítulos más llamativos,
y a la vez valientes de la jornada. Junto a otros pesqueros
combatieron durante horas el fuerte temporal con la
intención de alcanzar el puerto ceutí. Ambas embarcaciones
navegaban por delante de las tres traíñas que zozobraron
frente a los isleos de Santa Catalina. Fueron testigos
directos de la catástrofe. A pesar de haber superado ya
Punta Almina, zona considerada de alto riesgo por las
fuertes corrientes, al aproximarse a San Amaro decidieron
regresar para intentar salvar a los marineros del ‘Lobo
Grande’, ‘Los Mellizos’ y del ‘San Carlos’. No les importó
ni el cansancio acumulado tras doce horas luchando contra el
intenso oleaje, ni siquiera el riesgo que suponía acercarse
a Santa Catalina. La tripulación de ambos pesqueros logró
salvar a un total de siete marineros que se encontraban en
el mar intentando salvar sus vidas.
Condolencias
El Ayuntamiento de Ceuta recibió numerosas muestras de apoyo
y condolencias por parte de las primeras autoridades
gubernamentales y militares de la época. Entre los
telegramas remitidos al Consistorio destacaba el enviado por
el Alto Comisario de España en Marruecos y gobernador
general de las Plazas de Soberanía, el general Varela, quien
expresaba del siguiente modo sus condolencias: “Acabo
conocer noticia naufragio pesqueros Ceuta y singularmente
pérdida vidas sufridas hombres del mar. Envío familias mi
más sentida condolencia encargándole auxilios mediante
socorros a familias afectadas”.
Por su parte, el general Millán Astray enviaba el siguiente
texto: “Como hijo de Ceuta que soy y con la gratitud de
haber recibido de Ceuta, tierra para la cuna de La Legión,
os expreso mi enorme dolor ante la tragedia de esos
pescadores que han perecido cuando llegaban al puerto.
Hacerles presente a las familias y que lo sepas tú también,
alcalde, que estoy a vuestro lado para lo que me
necesitéis”.
Cofradía de pescadores
El 17 de diciembre de 1949 la Cofradía de Pescadores de
Ceuta celebraba una junta general extraordinaria que estuvo
presidida por el comandante de Marina, Vela Hidalgo. A la
misma asistieron también, entre otros, el presidente y
secretario nacional de la Mutualidad de Accidentes del Mar;
el delegado provincial de Trabajo; un representante de la
delegación del Instituto Social de la Marina; y el
presidente y secretario de la Mutualidad en Ceuta. Después
de rezar un Padre Nuestro por los marineros fallecidos en el
hundimiento de los tres pesqueros, se acordaba remitir a la
Superioridad la propuesta de construcción de un puerto
pesquero en la Bahía Sur. También fue aprobada una moción
por la cual se planteaba la construcción de un barrio
destinado a los pescadores, y se determinaba solicitar al
Instituto Social de la Marina, la ayuda necesaria para la
reconstrucción de la flota pesquera. Una vez finalizada la
convocatoria extraordinaria, la Cofradía de Pescadores de
Ceuta entregaba quinientas pesetas a cada uno de los
supervivientes de la traíña ‘Lobo Grande’.
Funerales
El 22 de diciembre de 1949, Ceuta rendía homenaje a los
pescadores fallecidos en el hundimiento de los tres
pesqueros. El templo de Nuestra Señora de África acogía los
funerales. A las once de la mañana los comercios de la
ciudad cerraron sus puertas. El acto estuvo presidido por el
silencio. En el interior del templo, junto a las principales
autoridades civiles y militares, se encontraban los
familiares de las víctimas y los supervivientes de la
tragedia ocupando los primeros asientos. Se instalaron
varias coronas de flores, y los laterales del altar fueron
cubiertos por dos paños negros. Ofició la misa el sacerdote
Pedro Armendáriz, asesor religioso de los sindicatos. Una
vez finalizado el acto religioso, se organizó una marcha
fúnebre encabezada por marineros y funcionarios sindicales,
quienes portaban las coronas de flores. A su llegada al
Muelle de España, las autoridades civiles, militares y
eclesiástica embarcaron el patrullero ‘R.R. 28’ que ponía
rumbo hacia los isleos de Santa Catalina. Cientos de
personas seguían desde tierra el acto. En Punta Almina, el
patrullero y las embarcaciones pesqueras que le acompañaban
comenzaron a hacer sonar sus sirenas. Desde el ‘R.R. 28’ se
lanzaron las coronas de flores al mar. El vicario general de
la Diócesis, Gregorio Landaluce y Rivacoba pronunciaba un
responso.
Testimonios
Son muchas las personas que aún recuerdan aquella trágica
fecha. Andrés Cantón tiene 87 años, y aquel fatídico 12 de
diciembre faenaba a bordo del pesquero ‘Cantón Grande’, uno
de los pesqueros que lograron superar el temporal y arribar
a puerto ceutí.
“Fue un milagro”, recuerda Andrés Cantón, quien destaca la
pericia del patrón: “Nos salvamos gracias a que el patrón en
vez de navegar bordeando la costa puso la proa hacia
Gibraltar, alejándonos de los isleos de Santa Catalina”. No
oculta el miedo sufrido en aquella travesía, recordando que
“lo pasamos muy mal, pero gracias a Dios llegamos a puerto”.
Allí esperaban los familiares de los pescadores, que “nos
abrazaban llorando de la alegría”.
José Hernández, pese a que han transcurrido más de seis
décadas, tampoco ha podido olvidar lo ocurrido. Tenía apenas
15 años, y cuando se originó el fuerte temporal estaba a
bordo del pesquero ‘Juan Cayetano’: “Estábamos en la costa
de Marruecos. Por la mañana después de haber estado toda la
noche faenando la mar estaba totalmente en calma, pero una
hora después comenzó a empeorar el estado del mar, por lo
que decidimos regresar a puerto. Cuando llegamos a la costa
de Rincón el mar nos comía”.
Después de varias horas de navegación luchando contra viento
y marea, el ‘Juan Cayetano’ superó la zona de Santa
Catalina. A escasa distancia, las traíñas ‘Lobo Grande’,
‘Los Mellizos’ y ‘San Carlos’ se disponían a atravesar los
isleos. “Iban detrás nuestra –prosigue Hernández- y vimos,
alrededor de las diez de la noche como se adentraban en una
zona que rajaba las olas. Fue terrible pasar por aquel
lugar. Nosotros llegamos al antiguo puerto pesquero, y fue a
la mañana siguiente cuando nos enteramos que se habían
hundido”.
José Hernández recuerda el augurio de su padre cuando
arribaban al puerto ceutí. “Nos hemos salvado, pero veremos
si los barcos que vienen detrás se salvan”.
Los días posteriores al temporal fueron también jornadas muy
tristes en la ciudad, puesto que los familiares esperaban la
localización de los pescadores desaparecidos, y el mar
devolvía a las playas numerosos cadáveres y restos de las
embarcaciones: “Días después –recuerda Andrés Cantón-
todavía seguían apareciendo cadáveres, y entre nosotros
íbamos comentando el nombre de los que iban llegando a
tierra”.
José Hernández y Andrés Cantón han vivido muchos temporales,
pero pese a que sus vidas siempre han estado ligadas al mar,
ambos coinciden que nunca que han un temporal con las
características del registrado en 1949. “Tengo setenta y
cinco años y en la vida he visto un temporal como el de
entonces”, afirma José Hernández.
Años después, Miguel Díaz junto al Rafael ‘El cante escuchao’
le escribía una canción con la que se rendía homenaje a los
fallecidos en el hundimiento. La letra de aquella alegría
que se popularizó en la ciudad era la siguiente:
“Día 12 de diciembre
qué día más ‘señalao’
día 12 de diciembre
enfrente de los isleos
tres barquitos naufragaron
enfrente de los isleos
tres barquitos naufragaron
Qué pena de marineros
cuando llegó noticia
que el ‘Lobo’ se estaba hundiendo.
‘San Carlos’ y ‘Los Mellizos’ iban con él
una ola gigantesca hundió a los tres
Hundió a los tres, ¡Madre mía!
Hundió a los tres
Los buscan los familiares por el sur y por Benítez
Y los chiquillos lloraban que dónde estaban sus padres
suenan campanas muy doloridas
al ver la pena que en Ceuta había”
Un duro temporal de Levante acabó con la vida de 64
pescadores. ‘Los Mellizos’, ‘Lobo Grande’ y ‘San Carlos’
protagonizaron una historia, que nadie jamás hubiera querido
contar. Casi sesenta y un años después muchos, aún recuerdan
con emoción, aquel 12 de diciembre de 1949, día que pasó a
la historia, como una de las fechas más trágicas de Ceuta.
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