La reconstrucción de la MEMORIA HISTÓRICA, de conformidad
con los mensajes que conllevan los dos términos que componen
el concepto, no significan nada más que lo que se desprende
de los mismos, que no son otros que:
Memoria: es igual a relación o evocación o recordación de
hechos.
Historia: descripción, semblanza, ficción, mentira,
invención o patrañas.
El concepto que tienen los historicistas de los propios
historicistas, desde la antigüedad más antigua, es que
escriben para elogiar al que les paga, por lo que debe de
tener muy en cuenta el que los lee, de qué partido o
tendencia es el historiador, o qué grupo es el que le da la
soldada.
Para mi el concepto de Memoria Histórica de la Guerra Civil
Española a 71 años de su terminación, representaría la
rememoración, evocación o recopilación de los hechos que se
pudieran extraer contemplados desde las perspectivas de los
que la vivieron, para que una vez expuesto cada uno o en
conjunto se pudieran extraer desde la perspectiva más
objetiva que se consiguiera, y de una vez por todas sepamos
lo que realmente ocurrió y los hechos que la desencadenaron.
Lo que bajo ningún concepto puedo aceptar como MEMORIA
HISTÓRICA, son las actitudes que se están dando en la
materialización del anterior mensaje. Actitudes que nada
tienen que ver con lo antedicho, ya que lo que parece
pretender buscar, conforme a lo manifestado por SANTIAGO
CARILLO, “…es un juicio al franquismo…”. Mensaje transmitido
por uno de los pocos dirigentes que sobreviven a nuestra
Guerra Civil, y que nos llega a través del Diario El Mundo:
“… no tiene sentido abrir un juicio al franquismo…porque sus
tribunales están muertos y enterrados…”
Lo anteriormente dicho, sin ser Carrillo personaje de mi
devoción, sino todo lo contrario, he de reconocer que
acierta cuando argumenta que Garzón “…quizás se equivocó en
el enfoque…”. Siendo éste el único acierto que en estos
momentos le puedo reconocer, ya que toda su trayectoria está
marcada en busca de la consecución de un sistema
convivencial, “el comunismo”, que en su dinámica ha
demostrado ser un fracaso, y como democracia del pueblo, un
cachondeo total, aunque en su evolución implantadora en el
siglo XX haya producido tal vez más de 80.000.000 de
muertos, por el espejismo que supieron crear personajes como
Carrillo, y algunos más.
Fracaso, no tan sólo imputable a la forma de objetivar la
política por su clase dirigente, sino también por el propio
pragmatismo de la ideología que hace perder la idiosincrasia
del individuo, que no es otra que su capacidad para el
desarrollo, evolución al perfeccionamiento y aspiración a
más, sin necesidad de tener que conculcar su ser mas intimo,
que no es otra que su propia conciencia, en el supuesto de
tenerla.
Desde la perspectiva expuesta, es mi rechazo al personaje de
Carrillo, que conocedor por las vivencias tenida en la Unión
Soviética del horror que conllevaba el comunismo práctico
para todos aquellos que no eran miembros del partido, y
siéndolo, no comulgaban con las directrices de la cúpula, y
por ello, no tan sólo eran maltratados, encarcelados,
apaleados sino también eliminados, extraviados o
desaparecidos. Y pese a ello y a todo el conocimiento que
acumulo en su estancia en la Unión Soviética , siguió
manteniendo su proselitismo sobre una “democracia del
pueblo” o “ dictadura del proletariado” regida por un
autócrata que mando exterminar a más de 40.000.000 de
compatriotas, con las mismas prodigalidades con la que
exterminó a la élite del ejercito polaco en los bosques de
Katyn .
Y desde el conocimiento de esas falacias, coadyuvó que en
muchas familias guiadas por unos ideales sociales
inexistentes se sembrase el horror, el desconcierto, la
desesperanza, el hambre y la frustración de muchas vidas,
siendo el coautor de ello el propio Carrillo, que al igual
que al flautista de Hamelin le siguieron los niños/as
cautivados por su sonido, a él le siguieron gran contingente
de crédulos en la certeza de que le iban a traer la
democracia, la igualdad para todos, y el exterminio de los
caciques, de los aristócratas y de todos aquellos que
pisaban al pueblo.
A tenor de lo expuesto comprenderán que Carrillo no sea
persona a la que le tenga en estima, y no por ello no dejo
de reconocer lo por él manifestado “…superar el pasadlo es
hoy una misión esencial…”. Y esto lo digo desde el
convencimiento de que esto lo manifiesta Carrillo desde la
certeza de que después de 71 años terminada la Guerra Civil
y a 35 años de la muerte de Franco lo realmente absurdo es
la reactivación del franquismo, como tapadera de todos los
males que nos aquejan. Y no como al decir de algunos, lo
pudiera hacer, para que a él no le afecte las decisiones que
tomó cuando era comisario político en nuestra Guerra Civil.
La crueldad de una confrontación entre hermanos, tan sólo la
conocen los que la han padecido desde el bando que se lo han
hecho padecer, y desde el conocimiento de que los
padecimientos han sido producto de individuos carentes de
conciencia colectiva y por lo tanto carentes de conciencia
social e individual. Y esto lo hubo en las dos Españas y lo
más cierto es, que aquellos que se pudieran haber
significado en un bando, lo más seguro que iniciada la
contienda, rápidamente se significase del bando predominante
en el lado en que estaba, y adherido a él, destacase por su
mayor crueldad, pretendiéndose encarnar con ello, como el
representante genuino de la ideología predominante.
Ahora bien si la Memoria Histórica se debe contemplar de la
perspectiva de los familiares de las personas desaparecidas,
asesinadas, masacradas y enterradas en fosas comunes, hay
que darle la razón también a Carrillo, el Estado deberá
hacer todo lo posible para indagar donde se encuentran, y
sabedor de las fosas existentes buscar en ellas e
identificar todos los restos que hallen.
Es un deber que tenemos con todos los que padecieron la
tragedia de perder un ser querido, y al desconocer donde
está enterrado, se le une el triple padecimiento que produce
la ignorancia, del cómo, donde y del qué se hizo con sus
restos. Tres respuestas necesarias para que muchos
familiares puedan encontrar la paz de espíritu que le
aportaría el saber donde reposan, o el poder tener sus
cenizas con ellos, es un gasto insignificante para el
Estado, en comparación con el consuelo y la tranquilidad de
espíritu que sus deudos conseguirían.
Los caídos por España, fueron todos aquellos que lucharon
para que no volviese a repetirse en nuestro País, Nación o
Patria los hechos que nos la trajeron y que no fueron otros
que las desigualdades como la que produjo:
…la carencia de dinero para evitar ir a la guerra….del
enchufismo… no poder acceder a la enseñanza o a la
universidad o a la sanidad… la sobre explotación en el
empleo…l desempleo… el chabolismo…. la miseria…la
indigencia… los sintechos,... y el largo etcétera que
podríamos describir para motivar el fracasado Golpe de
Estado del 18 de Julio de 1936 que dio inicio a una guerra
fraticida que tuvo un primer final el 1 de Abril de 1939 y
la larga, pero que muy larga prolongación encubierta durante
la siguiente década de los cuarenta.
Esta guerra produjo al decir de sus publicistas UN MILLÓN DE
MUERTOS, que se sacrificaron para que nos llegase una
sociedad más justa que la que ellos vivieron. Seamos
agradecidos y apoyemos a sus familiares en la recuperación
de sus restos. Pero sobre todo unámonos, para que individuos
que están esgrimiendo las mismas actitudes que provocaron el
horror vivido en España en la década de 1930, lo
desestibemos y evitemos que vuelva a producirse. Es una
obligación de todos nosotros con nuestros descendientes.
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