LUNES. 26
Casualmente coincidimos en la barra del Hotel Tryp Ramón
Ruiz, Ángel Muñoz, Mohamed Chaib y el que escribe. Los
cuatro podemos estar hablando durante horas sin aburrirnos.
Acordamos comer y decidimos que sea en el Parador La
Muralla. Y acertamos. Pues el servicio es magnífico y la
comida excelente. De hecho, hemos acordado volver a
reunirnos los lunes. La conversación se extiende y todos
opinamos de cuantos asuntos van saliendo a la palestra.
Nadie trata de que su opinión sea la más válida. Es decir,
la que prevalezca por encima de las otras. De manera que se
argumenta de forma razonable. Y se toma por verdad la que
esté más cerca de esa verdad universal que nunca es
absoluta. Debo decir que me ha encantado la pasión que en un
momento determinado, y cuando se trataba de un asunto
especial, ha puesto RR en la discusión. Ramón, por más que
él desee pasar inadvertido, cada día que pasa me cautiva
más. Por tal motivo, me agrada sobremanera compartir con él
mesa y mantel. Como suena.
MARTES. 27
Hacía mucho tiempo que yo no veía a Raimundo Romero,
secretario del Centro Gallego de Ceuta. Y la razón es que,
según me cuenta él, ha estado varios meses en Galicia. Donde
una hija suya ha dado a luz. Un nieto que viene a sumarse a
los dos que ya tenía y que le han convertido en un abuelo al
cual se le alegran las pajarillas en cuanto sale a relucir
el tema. Raimundo me habla de su llegada a Ceuta en el año
73 y de lo mucho que le debe a esta ciudad. De la que no
piensa irse nunca. Aunque no deja de reconocer que a veces
su corazón gallego tiende a ponerle en aprietos que él
soluciona por la vía rápida: Ceuta es Ceuta y sanseacabó.
Con Raimundo he tomado la copa de la amistad y hemos hablado
de las próximas celebraciones de la Casa Gallega. Y le he
dicho, una vez más, que llegado el momento procure elegirme
una mesa adecuada a mi forma de ser. Porque las reuniones
están para que los invitados hablen sin cortapisas y se rían
y critiquen y cuenten cosas divertidas. De lo contrario, uno
se aburre soberanamente. Y prefiere quedarse en casa. Más
claro agua.
MIÉRCOLES. 28
Antonio García Gaona se acerca a la reunión en la
cual estoy y le felicito por lo bien que ha actuado en el
caso de la alineación indebida del Polideportivo Ejido. Se
pone serio para responderme que él no ha tenido nada que ver
en ese éxito del club. Y me dice a continuación que una
cadera le está dando la lata. Lo cual lamento de veras. Tras
el presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta llega otro
presidente: Felipe Escane; que lo es, como saben
ustedes, de la Asociación Deportiva Ceuta. Se le ve más
alegre que unas castañuelas. Y, claro, sale a relucir su
consabida tristeza. Es decir, sobre la falta de alegría que
le achacamos en ocasiones. Y FE se defiende diciéndonos que
esas críticas reflejan el desconocimiento que tenemos de su
persona. Porque quienes le conocen, sigue hablando el
presidente de la ADC, saben sobradamente que él es un tío la
mar de cachondo. Vamos, que muy bien podría considerársele
la alegría de la huerta. Y allá que se fue tan contento
después de poner los puntos sobre las íes.
JUEVES. 29
Me invitan a conocer el edificio donde está la nueva sede
del Instituto Nacional y Tesorería General, y cómo no, para
que asista también a la imposición de la Medalla del Mérito
al Trabajo en su categoría de oro a Antonio Benítez
Bautista. Y allí saludo a conocidos. Pronto hago un
aparte con Inmaculada Ramírez y nos ponemos a charlar
de lo que yo escribí sobre ella en el Debate del Estado de
la Ciudad. Inmaculada, como señora que es de arriba abajo,
jamás se me contraría por mis opiniones en relación con su
forma de proceder cuando sube al atril a discursear. Porque
sabe ya sobradamente que mi intención es hacerle comprender
que debe prepararse mejor todo cuanto vaya a decir. Luego,
decidimos ver el Estrecho, desde la vista que ofrece el
ventanal de la sala de junta del edificio de la Seguridad
Social. Lo cual no deja de ser una gozada. Y en esas
estábamos, cuando se unió a nosotros Sergio Moreno y
José Antonio Carracao. Con los tres, con Inmaculada,
Sergio y José Antonio, me lo pasé muy bien. Como siempre.
VIERNES. 30
Con Ramón Cutillas vengo yo hablando con absoluta
tranquilidad desde hace veinte años. Yo lo recuerdo
conversando con Francisco Amores, ‘Curro’, de quien
Ramón me habla siempre muy bien. RC, en cuanto se le
presenta la ocasión, confiesa ser primario. Pero yo le
respondo, con celeridad, que a mí no me venda que él se
considera hombre sencillo y carente de complicaciones.
Porque no es verdad. Ramón sabe más que Lepe. Lo cual no es
ninguna traba para que los que le tratamos tengamos que
reconocer que es una magnífica persona y un tipo con quien
hablar supone siempre un placer. De ahí que muchos otros, a
los que yo suelo llamar emboscados, tengan a bien tenderles
celadas. Porque son conscientes de que Ramón les sobrepasa
en muchos aspectos, debido a que reúne cualidades de la que
ellos carecen. Hoy, en sitio céntrico, hemos charlado a
destajo. Y nos hemos reído. Eso sí, ha enmudecido cuando le
he preguntado por los impuestos revolucionarios que se ha
visto obligado a pagar en su ya larga vida como empresario.
RC es, además, un tío con toda la barba.
SÁBADO. 1
Me encuentro con Alberto Gallardo. Y lo primero que
hago es preguntarle por su salud. Ya que tenía noticias de
que andaba quejándose de no sé qué... Y, dado que tengo
asumido que mi amigo es hipocondríaco, le cargo la suerte. Y
él, enseguida, me pone al tanto de sus dolencias. De
cualquier manera, no me resisto a decirle que presenta un
aspecto inmejorable y que le sigo viendo con esas ganas de
trabajar que en él son habituales. Y, claro, me dice que lo
primero que hace es andar todos los días bajo el sol de la
Carretera Nueva. Para mantenerse en forma y a su vez ligar
color cuanto antes. Y se ha puesto que parece un socorrista
de playa. Bromas aparte, la verdad es que la última vez que
estuve hablando con AG le vi muy preocupado. Y hoy,
observando el buen semblante que presenta y las ganas que
tiene de continuar en la brecha, me he llevado la alegría
que corresponde por la mejora física del amigo.
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