Pero muy distinto. Este uno de
mayo no se ha visto con la fuerza que, en tiempos ya
lejanos, representaba un día de reivindicaciones. Ahora es
de comparsa, incluso para los que van con todo interés a la
manifestación.
Y he dicho interés, porque, precisamente, desde los
sindicatos lo único que parece que quieren es enseñar las
banderolas de sus respectivos grupos, pasar la mañana en
medio del “jolgorio-la fiesta-la reivindicación”, y tras
ello parecen sentenciar:”misión cumplida” y a otra cosa.
Lo de la manifestación en estos momentos está devaluado y en
Ceuta más, por aquello de que “lo poco agrada, mientras que
lo mucho incluso llega a aburrir a las ovejas”. Y es que ya
me dirán quien de la Gran Vía, Plaza de la Constitución,
Paseo del Revellín o inmediaciones de la Plaza de los Reyes
va a ir el uno de mayo a la tradicional manifestación,
cuando lleva tres meses que todos los días le dan la misma
“sesión” desde la Plaza de África a la de los Reyes o a la
inversa.
Pero, además, viendo que a esas rutinarias, por no ir no va
ni el máximo representante del sindicato que lleva
organizando esos tres meses largos de interrumpir parte de
la circulación a cierta hora, la misma, todos los días, aquí
en Ceuta.
Y es que el tal Aróstegui va cuando puede “vender” algo a su
favor, como el día que estuvo aquí Toxo. Los otros días,
siempre los mismos, hasta que se cansen.
Y uno que a lo largo de los años ha pasado por varias
etapas, muy distintas las unas de las otras, recuerda los
primeros de mayo de los años 50, hasta mitad de la década,
en los que “en España no había nada que reivindicar”. Los
que tanto “predican” ahora, o no habían nacido o eran tan
jóvenes que el “chupete” no les permitía ir a ningún lugar
solos.
A mediados de la década de estos años 50, cuando Pío XII ya
estableció como “día festivo” religioso, el día de San José
Obrero, se fue abriendo la espita para dejarse ver y poder
reclamar algo que antes no reclamaban.
Europa, entonces, era diferente y la parte de Europa de los
correligionarios de Aróstegui, por ejemplo, como “tenían
tanta libertad”, obsequiaba a sus conciudadanos con desfiles
llamativos, en los que aparecía su fuerza militar.
Eso era en el Este, donde “se vivía tan bien” que al
romperse las barreras que los frenaban, abandonaron “la
ideología” e incluso sus tierras, no fueran a caer, otra
vez, en aquello de todo organizado y tan organizado, que la
libertad individual estaba secuestrada, en bien del
“partido” que dirigía.
En España eso sonaba a música celestial, pero para que nada
se saliera del “atado y bien atado”, ahí teníamos la
tarde-noche del 30 de abril con la mejor corrida de toros de
todo el año, por supuesto, televisada y para que aquello no
supiera a poco, incluso se añadían los goles de la Selección
Española. Tarde completa, con lo cual, tras todas estas
sesiones de “distracción”, al personal no le quedaban ganas
de salir a “intrigar” contra el régimen de D. Francisco, y
así el 1 de mayo quedaba convertido en un día de descanso
más, entonces que había trabajo para casi todos, porque para
evitar el paro estaba abierto el camino de la emigración a
Francia, Alemania, Suiza o los Países Bajos.
Ahora, si se ponen de acuerdo las dos grandes centrales
sindicales la manifestación es aceptablemente grande, aunque
cada año se complica más eso del entendimiento.
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