He conocido, a lo largo de mí
vida, a innumerables “cuenta chistes” con una gracia
maravillosa para contarlos. Cómo serán de buenos estos
cuenta chistes, que de un chiste malo con avaricia son
capaces de hacerlo bueno y que el personal se parta de risa.
Si tuviese que hacer una selección de los mejores de ellos,
sin duda alguna, me quedaría con mis amigos, Paco Gandia y
Eugenio ya fallecidos.
Paco Gandia más que un cuenta chistes, era un contador de
historias verídicas, según sus propias manifestaciones. Y es
que el bueno de Paco, con una Vic cómica impresionante, te
hacía de cada chiste una historia que él con su inimitable
gracia la convertía en un final insospechado. Ese era el
enorme arte de Paco Gandia.
Eugenio era todo lo contrario era el auténtico cuenta
chiste. Unos chistes donde el genio del humor alcanzaba cota
insospechadas por ese humor inteligente que mostraba en todo
momento. Había que entender a este genio del humor en cada
una de sus intervenciones, donde aparecía en el escenario
con la música de la “Pantera Rosa”, su inseparable
cigarrillo y su naranjada. Pues aunque algunos puedan creer
otra cosa el vaso sólo contenía zumo de naranja natural.
El cigarrillo tiene otra historia. No sólo lo usaba para
fumar, si no que era el perfecto medidor del tiempo de
actuación. Encender el tercer cigarrillo, jamás encendió mas
de tres en cada una de sus actuaciones, le marcaba que el
tiempo de actuación finalizaba al acabar de fumárselo. Fue
al único artista al que no le tuve que marcar el tiempo.
Existe otra clase de humoristas, muy diferentes a los que
hemos mencionados, son aquellos escritores que utilizan el
humor y la ironía en cada uno de sus artículos, que da un
placer enorme el leerlos.
Álvaro de la Iglesia, Tono, Chumiz Chumnez, Mingote y otros
tantos que, en estos momentos, no tengo en mente, hicieron
con su indiscutible ingenio del humor y la ironía una forma
de escribir, que deleitaba a todos cuanto tuvimos la suerte
de leerlos.
Pero ninguno de ellos, con los que tuve la oportunidad de
mantener alguna que otra conversación, jamás utilizaron ese
humor de cara a los demás, contando chistes o historias para
hacer reír al personal, fuera de su trabajo en “La Codorniz”
o en los medios a los que prestaban su genial colaboración.
De hecho, todos estos genios del humor escrito, son personas
serias que no van contando chistes por las calles a los
primeros que se encuentran, para demostrar su “gracia”.
“El humor es cosa seria”, fue una de las mejores frases
dicha por uno de estos genios aclarando, de está forma, que
todos ellos eran personas normales y serias que, en la calle
o en reuniones, no se convertían en los chistosos de turno,
capaces de entretener al personal asistente.
Hay quien tiene la creencia de que soy un hombre muy serio y
no se explica cómo puedo escribir con humor, basando el
mismo en la ironía. Sin llegarle a la suela de los zapatos a
esas grandes genios anteriormente citados, sólo utilizo el
humor y la ironía en mis escritos o cuando estoy actuando en
la tele o ante el público. Soy, en verdad, serio.
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