Parece que fue ayer y, sin
embargo, han transcurrido ya seis meses de la dimisión del
vicepresidente del gobierno y presidente del Partido
Popular. Por motivos tan cacareados que ya no merece la pena
reproducirlos. Pronto se celebrará el juicio y luego se irá
haciendo el silencio total sobre un caso que ha dejado
pruebas evidentes de que a Pedro Gordillo se la
tenían jurada.
Quienes le prepararon la celada, algún día sabremos cuántos
fueron, jamás podrán volver a presumir de ser unos
caballeros y quedarán de por vida marcados con la cruz de la
desconfianza. Triste sino. Sobre todo porque metieron las
narices en una alcoba. Aunque está fuera pública y, por
tanto, inapropiada. Si bien hay que decir, sin el menor
ánimo de justificar lo ocurrido, que esas prácticas no eran
nuevas en el interior de ese edificio. Pero sería absurdo y
de mal gusto señalar debilidades humanas de otras épocas.
Con el paso del tiempo, los comentarios han ido cediendo. Y
lo que parecía un escándalo mayúsculo, lo único que ha hecho
es recordarnos, una vez más, que todos estamos expuestos a
perder los papeles por mor del sexo. Y es que la fruta
prohibida casi siempre está en el árbol que se encuentra en
el centro del jardín...
De lo que sí se habla ahora, y mucho, es de si Pedro
Gordillo, una vez que la justicia se pronuncie, estará
dispuesto a tomarse la revancha en la medida que él pueda y
quiera. Los comentarios están todos encaminados en esa
dirección. Produce morbo pensar que Gordillo no dejará
títere con cabeza. Y los hay que se frotan las manos
pensando que serán testigos de una venganza que se les
antoja espectacular. Y se equivocan.
Uno lo anunciaba ya el domingo pasado, al responder que PG
no traicionaría nunca a Juan Vivas. Siete días después
mantengo la misma opinión. Y tengo mis razones: Gordillo
sigue siendo militante del PP y nunca haría daño al partido.
Porque me consta que así piensa el hombre que ha sufrido un
calvario durante seis meses.
Pero no crean que el sufrimiento de PG se ha basado
mayormente en el oprobio a que ha sido sometido. A la
humillación de ver que sus debilidades humanas habían sido
expuestas en plaza pública. No sólo para conseguir su
destrucción como político sino también para que sirviera de
befa. Era la mejor manera de darle un enorme escarmiento al
poderoso. No. El sufrimiento de Gordillo ha sido mayor al
darse cuenta de cómo le iban negando las personas más
cercanas a él. Las que más le debían. Las que diariamente no
le dejaban ni a sol ni a sombra. Las que no se daban cuenta
de que causaban vergüenza ajena verles tirar de la levita al
hombre poderoso. Al que acudían en todo momento a bailarle
el agua con el fin de asegurarse la continuidad en cargos de
mucho provecho y poco trabajo.
Pero como el tiempo es capaz de sanar todas las heridas, en
el caso de Gordillo me atrevo a decir que ya está preparado
para pisar la calle sin dolerse del castigo a que ha sido
sometido. Y lo irá haciendo para rebatir, cuando se encarte,
todas esas mentiras que van propalando los traidores acerca
de que tiene la intención de montar un partido para
maniobrar en contra de Vivas. Nada más lejos de la realidad.
Gordillo ayudará al PP. Y, por ende, a Vivas. No les quepa
la menor duda.
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