El Ballet de Carmen Roche hace escala esta noche, a las
20:30 horas, en el auditorio Siete Colinas para presentar su
nueva obra ‘La Bella Durmiente, sueña’, un espectáculo
familiar inspirado en el cuento de ‘La Bella Durmiente del
Bosque’ de Charles Perrault donde habitan hadas, príncipes y
princesas tejiendo mil y una fantasías. Sin embargo, cada
vez que la compañía aborda uno de estos títulos, sus
personajes no están pasivos ante lo que les acontece, sino
que participan activamente modificando la historia. De esta
manera, los espectadores se encontrarán con una Aurora
japonesa que sueña y lucha por convertir sus ilusiones en
realidad. La directora aborda temas que siempre dejan una
buena moraleja.
Pregunta.- ¿Cómo fueron los comienzos artísticos de
Carmen Roche?
Respuesta.- Empecé a muy temprana edad, con tan sólo 6 años
con la maestra María en mi Zaragoza natal, aunque
profesionalmente fue a los 13 años, formando parte del
Ballet de Antonio como solista. En 1968 pasé a formar parte
del Ballet ‘Siglo XX’ de Maurice Béjart.
P.- ¿Siempre contó con el apoyo de su familia?
R.- Siempre lo he tenido, he contado con unos padres
fantásticos. Ellos no se movían en este mundillo, pero me
consta que si hubieran podido se hubieran dedicado también
al mundo del espectáculo. Mi padre tenía una voz preciosa,
que ha heredado mi hijo Víctor, y a mi madre siempre le ha
gustado la farándula. Han sido siempre muy bailones.
P.- Al iniciarse en la danza a tan temprana edad. ¿Pudo
compaginar la infancia con el trabajo?
R.- Sí, la verdad es que sí. A formarme profesionalmente
comencé a los 9 años, así que mientras tanto viví como
cualquier otro niño, jugando en la calle y feliz. Durante
los veranos me marchaba al pueblo con mi abuela y lo pasaba
genial. Se puede decir que he disfrutado bastante. Luego,
cuando tuve 13 años se acabó todo, el trabajo me ocupaba
prácticamente todo el tiempo. Además, cuando llegaba el
verano me marchaba a Francia o Dinamarca a seguir estudiando
con grandes maestros.
P.- ¿Cómo afronta una niña de 13 años la profesionalidad
y el éxito?
R.- La verdad es que no fue fácil, mi maestro, Antonio, me
dijo que me cortara las coletas y que comenzara a ponerme
medias, para así parecer más mayor. Antonio fue mi tutor
durante todos esos años para que yo pudiera trabajar. Desde
luego, eran otros años. Si esto hubiera pasado ahora nos
hubieran denunciado.
P.- ¿Cuál es el secreto para dirigir a tantos artistas?
¿Qué metodología sigue?
R.- Me dejo llevar mucho por la intuición, desde siempre. No
soy una persona que premedite las cosas. Naturalmente, una
vez que he dejado actuar a la intuición, pienso las cosas y
las determino. Pero, sobre todo, me dejo llevar por la
intuición, he vivido toda la vida así. Unas veces me han
salido las cosas bien, y o tras no tan bien, pero he
aprendido de todo lo que no me ha salido bien, sobre la
marcha.
P.- ¿Tiene algún referente en el mundo de la danza?
R.- Claro, he tenido a los mejores maestros. Además, he
vivido la época más gloriosa de estos, tanto de Antonio como
de Maurice Béjart. Lo que todos me han enseñado es que el
trabajo siempre acaba por recompensar. Me he dado cuenta que
ha habido gente con más o menos talento, pero siempre que
han trabajado han conseguido todo lo que se han propuesto.
Aunque, bueno, esa filosofía no sólo me la han inculcado los
maestros, ya mi madre, desde que era pequeña, me lo decía.
P.- Después de tantos años de trabajo, ¿siente que le
queda algo por hacer en este ámbito?
R.- Por supuesto, yo estoy llena de ilusiones. Ahora voy a
empezar a dirigir una escuela de artes escénicas y tengo una
ilusión tremenda, casi no duermo por las noches. Tengo la
suerte de ser una persona que se ilusiona con todo, con las
pequeñas cosas. Al fin y al cabo es lo más importante, es lo
que me hace seguir. Ya voy viendo a mis amigas, un poco más
tristonas, sin demasiada ilusión y eso se nota muchísimo. Es
una suerte nacer con un carácter positivo.
P.- ¿Cuándo se fundó y de cuántas personas se compone su
compañía de ballet?
R.- La fundamos hace 11 años. Son 14 bailarines, porque
siempre hay reemplazantes. Hay niños que terminan la escuela
y siempre colaboran y pasan a hacer prácticas escénicas con
la compañía. Ahora, en Ceuta, tenemos que coger a niños del
Conservatorio, porque serán ellos los que harán las
prácticas.
P.- ¿En qué se diferencian la Compañía de Carmen Roche,
el Conservatorio de Danza Scaena en Madrid, y la Escuela
Municipal de Danza de Oleiros?
R.- En este caso las dirijo todas yo. La escuela de Oleiros
es para niños más bien pequeñitos. Luego, según lo dotados
que estén pasan a Madrid o a otras escuelas. La escuela de
Scaena es conservatorio, en ella tenemos las 3 carreras, los
niños se pueden graduar aquí, estudiando danza
contemporánea, clásica y española. Luego está la rama de
musicales, que la dirige mi hijo Víctor Ullate, en la que
estudian los niños adolescentes, a partir de 16 años. Aunque
también hay niños más mayores.
P.- ¿Considera que hay talento en los bailarines
españoles?
R.- Muchísimo. En su momento, el ‘New York Times’ dijo que
actualmente España tiene las mejores escuelas de danza del
mundo, que los mejores bailarines y los que mejor preparados
salen son los nuestros. Es todo un orgullo que esto sea así.
Del extranjero vienen muchísimo a estudiar con nosotros.
Tengo la escuela llena de estudiantes de otros países.
P.- ¿Cuál diría que es el mayor reconocimiento para un
artista?
R.- El mayor reconocimiento para una pedagoga es ver a mis
alumnos en el escenario y que te emocionen. Lo más
importante es que los alumnos lleven una trayectoria
extraordinaria y que todo el cariño, amor y sabiduría que se
ha invertido se vea recompensado y de sus frutos.
P.- Después de trabajar con tantas personas, ¿Es capaz de
reconocer a los bailarines que han pasado por sus manos?
R.- Sí, absolutamente. No sólo lo noto yo. La gente, cuando
los ve actuar, saben que son alumnos míos. Creo que se les
nota en el cuidado y el empeño que ponen en trabajar la
parte superior del cuerpo, que es la más difícil. Enseñar la
colocación de la cabeza, los brazos y las manos es lo más
complicado, y es algo en lo que yo incido muchísimo. Así
que, probablemente, esa sea la característica que marca a
mis alumnos y que los hace identificables.
P.- ¿Se ha visto obligada a abandonar la cotidianidad de
su vida por el baile?
R.- Sí, reconozco que en algunos momentos he abandonado un
poco a mis hijos. Recuerdo que un día me alarmé bastante,
cuando mi hijo mayor me pidió que dijera a mis alumnos que
ese día tenía que descansar del trabajo para dedicárselo a
ellos. Ese día reflexioné y me di cuenta de que los tenía
bastante abandonados. Hay veces que mis hijos han dormido
encima del escenario, con una toalla echada por encima. Ya
desde pequeños sabían que dos metros antes de salir al
escenario tenían que parar. Se puede decir que lo han
mamado. Mi hijo mayor es director técnico de la compañía de
su padre, Víctor Ullate, y mi hijo Víctor tiene una carrera
muy brillante en el mundo del espectáculo. Son buenísimas
personas, es lo que más destaco de ellos.
P.- ¿En qué se basa la obra ‘La Bella Durmiente, sueña’?
R.- No es para nada la historia tradicional. Es una historia
que ha inventado la coreógrafa, Marta García. Se trata de
una niña que estudia danza y que quiere pasar audiciones.
Está en su habitación con su ordenador y ve que la Compañía
de Carmen Roche presenta una audición para la obra de ‘La
Bella Durmiente’. En ese momento, ella coge un avión, porque
es japonesa, y aterriza en Madrid, que es donde empieza toda
la trama. Luego, el coreógrafo se convierte en príncipe, la
maestra se vuelve bruja y su madre hada madrina.
P.- ¿Cuánto tiempo dedica al ensayo diariamente un
bailarín?
R.- Por lo menos tenemos que trabajar, con el calentamiento
y demás, unas 6 horas. Unas veces más, otras menos, pero el
esfuerzo es muy importante. Yo ya he bailado todo lo que
tenía que bailar y ya no bailo más que sevillanas de vez en
cuando. Con 70 años ya no estoy para muchos trotes. Cuando
pienso en ponerme las puntas otra vez me da la impresión de
que tendrían que llevarme al hospital.
P.- ¿Cuánto tiempo le queda de gira a ‘La Bella
Durmiente, sueña’?
R.- Ya estamos terminando. Después de la actuación en Ceuta,
tenemos un espectáculo más en Madrid. En primavera
cumpliremos con 7 actuaciones y terminamos la gira.
P.- ¿Cuál será el próximo proyecto en el que se vea
embarcada?
R.- El próximo proyecto es muy interesante y versará sobre
‘La Niña Farola’. Es una historia que ha inventado la
coreógrafa Amaia Galeote. Versa sobre una niña que vive
pegada a su ordenador, dentro de su habitación, sin salir a
la calle. Por circunstancias de la vida, la niña toma
contacto con la realidad en un parte y empieza a descubrir
otra vida. Me gustan mucho las historias que mandan mensajes
a los niños, siempre con moraleja.
P.- ¿Cuáles son sus recomendaciones para los jóvenes
ceutíes que quieran dedicarse profesionalmente al mundo de
la danza?
R.- Que busquen una escuela de alto rendimiento, que
estudien mucho y se preparen muy bien. Esta profesión hay
que amarla y trabajar mucho.
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