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OPINIÓN - JUEVES, 29 DE ABRIL DE 2010

 
OPINIÓN / COLABORACION

¡Que se vayan!

Por Miguel Durán


Iba a ser ésta la legislatura del pleno empleo, según prometió Zapatero en su campaña electoral de 2008. Él ya conocía que había una crisis muy honda; pero mintió a sabiendas. Después, todo ha ido a peor: duplicamos o más al resto de los países desarrollados en la tasa de paro; la Encuesta de Población Activa (EPA) dice que hay 4.612.700 personas desempleadas. Es más de un 20% de quienes estarían en condiciones de trabajar y no pueden hacerlo; pero también, mirado desde otro punto de vista, es más del 10% absoluto del total de los que vivimos en España. Es el drama mayúsculo para millones de familias, especialmente, para menores de 30 años y mayores de 45. Es la tragedia de tener que llegar a la convicción de que uno es inútil, que ya no sirve para nada; de pensar en qué dará de comer a sus hijos, o la vergüenza de tener que pedir prestado. Es todo eso y mucho más lo que ZP no sabe resolver.

Rehén de unos sindicatos ubicados fuera de su verdadero papel, Zapatero ha encontrado, sin embargo, en ellos un poderosísimo aliado; y, ahora, a su vez, ha convertido en prisionero al presidente de la patronal CEOE, el cual, víctima de sus problemas empresariales, aspira a “portarse bien” para que el Gobierno le siga ayudando. Llevan todos ellos más de dos años fingiendo buscar un acuerdo social; pero todos ellos siguen en sus poltronas, mientras las filas del Inem crecen y crecen sin parar. ZP y sus secuaces buscan permanentemente señuelos para distraernos: que si Garzón por aquí, que si el Estatuto catalán por allá, que si la igualdad de sexos por acullá o, lo más grave aún, que hay que seguir dividiendo España. Y, entretanto, esto se hunde, quién sabe si irremisiblemente. Si yo estuviera en paro y me dieran a elegir entre seguir así o tener un contrato de trabajo –aunque éste no me diera derecho a indemnización alguna–, yo lo tendría muy claro: me pondría a trabajar y buscaría hacerme imprescindible para mi empresa. Pero ahí los tenéis, debatiendo sobre gilipolleces, mientras España se desan
 

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