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OPINIÓN - JUEVES, 29 DE ABRIL DE 2010

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Las miserias del “integrismo igualitarista”
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Es “igualdad” soltar en el patio de un módulo de hombres a una funcionaria de cincuenta y cinco kilos sin más posibilidades de defensa ante una agresión que quitarse los zapatos y salir corriendo? Pues sí. Porque si la funcionaria es experta en kárate shaolin o miembra cualificada del Mossad seguro que está capacitada para repeler un ataque. Aunque no existe cualificación estética para soportar el espectáculo de tipos despendolados tomando el sol o rascándose la entrepierna al paso de la fémina.

¿Es “igualdad” el que, las reclusas no puedan marujear de chabolo en chabolo en camisón porque hay funcionarios varones por medio?. No es “igualdad” es pérdida de intimidad y una innecesaria invasión masculina en un reducto de internas que, al menos, entre el mujerío, pueden estar cómodas.

Dicen que, los grandes pecados tienen largas sombras (para todos menos para Santiago Carrillo) y los grandes melindres de la corrección política en manos de cursis irredentas, desembocan en incomodidades, frustraciones, ridiculeces y situaciones que nos hacen la irrisión de toda Europa. O en situaciones dantescas como las vividas por las presas del Centro Penitenciario de Madrid 1. Es decir, de las presas al cuadrado, porque a la pérdida de libertad han tenido que añadir, de ser cierta la historia, la pérdida de dignidad al ser objetos de funcionarios rijosos.

Eso es inevitable. En todos los colectivos profesionales hay un porcentaje de “perlillas” y el oficio que esté libre de riesgo, que no se moleste en tirar la primera piedra, porque la perfección no existe. Siempre puede solaparse alguna oveja negra ¿Por qué me increpan? ¿Qué me exigen una rectificación y que cambie “negra” por “subsahariana”?. Vale. Y que le incoen unas previas al xenófobo de mierda que puso de moda aquella cancioncilla que decía “Mami ¿Qué será lo que tiene el negro?” Y que de paso imputen a todos los degenerados que bailotearon y corearon la melodía en verbenas y fiestas patronales de toda España. Por apología. Y los del Cola Cao a la cárcel por lo de “Yo soy aquel negrito, del África tropical…”. ¡Todos engrilletados! Todos menos el presunto etarra excarcelado por el juez Garzón para que cuide de su mamá. Se ve que, humanitarios somos a mogollón, por lo menos con los abertzalosos asquerosos, que no con los pobres enganchados y los desdichados enfermos mentales que se pudren en nuestros Centros Penitenciarios, eso sí, enganchados, locos, enfermos y demás que al menos se recrean la vista viendo pasar a las funcionarias y encima, si se arma una pelea, los kíes encontrarán una tibia respuesta. Y cuando los presos pidan la libertad por tener a un familiar enfermito se la tendrán que dar en virtud del art. 14 de la Constitución que es el Principio de Igualdad. Un Principio muy talentoso y muy justo si no estuviera sujeto a la interpretación del juez de turno. ¿Los Principios se interpretan o se aplican? Pues no deberían “interpretarse” sino aplicarse a lo bestia como, en el caso de Instituciones Penitenciarias cuando se lanza a las funcionarias a los patios de tíos y a los funcionarios a los módulos de mujeres. Se jode a los dos colectivos : internos y funcionarios y, la “igualdad” degenera en pura frivolidad, en política de escaparate, en ridículos delirios y en “pan y circo” para taponar malamente la hemorragia de la ruina y de la desesperación de los españoles.

La situación no puede estar más negra, disculpen, subsahariana y pese a la respuesta fulminante y las destituciones en la cúpula de Madrid 1 por parte de la Secretaria General, eso no pasa de ser un apaño, un limpiar “lo que ve la suegra” metiendo la mierda bajo las moquetas.

Y la genuina mierda es el “integrismo igualitarista” del innecesario Ministerio de Igualdad, exponente puntero de los errores que conllevan las prisas por tratar de conciliar el “hacerse el moderno” y colocar de paso a los amiguetes. Pero, no pasa nada, queda poco tiempo para que la cosa cambie y para que, las miserias del “integrismo igualitarista” queden relegadas a una de las muchas caricaturas de la sombría etapa socialista.
 

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