Una ciudad que se precie de
moderna y europea, como Ceuta, ha de restringir el nivel de
ruido que sufren sus ciudadanos y que se constituye como uno
de los principales problemas que se denuncian en las
encuestas sobre calidad de vida. Siendo este un mal
extensivo a todas las ciudades españolas, Ceuta no tiene por
qué renunciar a ser, como en cualquier otro ámbito,
avanzadilla del signo de progreso que supone la erradicación
de un tipo de contaminación, la acústica, que causa estragos
en la salud de quienes la sufren. El tráfico, junto con
actividades como el botellón cercano a viviendas, las
fiestas domésticas nocturnas o el ruido generado por algunos
locales de ocio son algunos de los focos que abordará el
Mapa que elabora la Ciudad en esta línea.
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