En mi buzón de correos hallo un
prospecto donde se hace propaganda de la coalición entre
PSPC y UDCE. Coalición a la que han dado en llamar Caballas.
Con lo cual han cometido un error monumental ambas
formaciones. Pues, como dije días atrás, apoderarse de ese
término tan ceutí es como profanar un templo.
Las fotografías que ilustran las páginas son dignas de ser
enmarcadas para la posteridad. Por una razón muy principal:
los ceutíes no aceptan esas imágenes de ninguna manera. Así
se expresa en la calle la mujer que abomina de los retratos:
-Manolo, a esas gentes que aparecen fotografiadas en
el folleto no las voto yo ni muerta.
Lo cual me parece una exageración. Pero el pueblo es así y
hay que aceptarlo. El pueblo, cuando ha visto las
fotografías de los primeros espadas que lucen palmito en la
propaganda que anda buzoneando la gente de Aróstegui, se ha
contraído para tardar, nada y menos, en juramentarse a fin
de darle matarile político a esa coalición.
Mohamed Alí, que tanto ha progresado en lo tocante a
expresarse en público, ha cometido el error de unirse a JLA;
a cambio, según me ha dicho el líder de la UDCE, de que el
secretario general de CCOO lo presentara en sociedad. O sea,
que le ha facilitado el acceso a funcionarios destacados,
que antes miraban a Alí por encima del hombro. Y Alí, tan
susceptible él, se está sintiendo ahora el rey del universo.
Las fotografías que ilustran los papeles propagandísticos de
la coalición, denominada Caballas, demuestran que Alí, que
tanto ha propalado su condición de progresista y cuya boca
no se cansa de proclamar la defensa de los más necesitados,
son pruebas palpables de que miente. O bien que ha sido
víctima de los encantos de un individuo, Aróstegui,
perteneciente a la burguesía. Con lo cual está más que
demostrado que Alí ha perdido la chaveta y el buen gusto.
Tal es así, que viene a cuento recordar aquella profecía de
Marx según la cual elementos desafectos de la
burguesía pueden sentir la tentación de alinearse junto al
proletariado, pero, más tarde o más temprano, casi todos
vuelven al redil de su clase.
Si se fijan ustedes bien en las varias fotografías que el
programa de mano repartido por el PSPC y la UCDE contiene,
notarán que hay burgueses cuyos semblantes reflejan el
malestar que les produce la obligación de poner el careto
entre iguales que ellos no consideran tales. Pero que lo
aceptan porque de otra manera le sería imposible a Juan Luis
Aróstegui gozar de la posibilidad de obtener un escaño de
concejal en el Ayuntamiento. Y por Aróstegui, ellos, esos
pocos burgueses, son capaces de tragar sapos y culebras y
ganarse la enemistad de sus parientes.
Hay una mujer, cuyo nombre me reservo, que en el momento de
dejarse fotografiar no ha podido evitar el profundo malestar
que le está causando posar para la posteridad en un recuadro
que terminará aborreciendo el resto de sus días. En una
esquina, casi desdibujado, aparece un individuo cuya
trayectoria personal y política debería servirle a Mohamed
Alí como motivo crucial para romper el pacto. En suma: las
fotografías que ilustran el panfleto propagandístico de UCDE
y PSPC son, sin duda, pruebas evidentes de que esta
coalición carece de vida. Grave error, pues, de MA.
|