Catedrático de Métodos Cuantitativos para la Economía de la
Universidad de Murcia, Joaquín Aranda (Assilah, 1952), jefe
también del Servicio de Estudios de Caja Murcia, regresará
mañana a “casa” para, a partir de las 12.30 horas,
pronunciar una conferencia bajo el ambicioso título de ‘La
Economía de Ceuta’ en el Salón de actos del Conjunto
Monumental de las Murallas Reales invitado por la Consejería
de Economía y Empleo. Aranda, que dejó la ciudad autónoma en
XXX, mantiene desde hace tres años una prolífica relación
con la localidad que le vio nacer. Hace tres años la Cámara
de Comercio le encargó hacer una prospección sobre la
conveniencia y viabilidad de entrar en la Unión Aduanera.
Ahora, la CECE le ha pedido que le ponga cifras al peso de
Ceuta en la economía del Norte de Marruecos.
Pregunta.- Ha elegido un título muy ambicioso para su
conferencia: ‘La Economía de Ceuta’. ¿Se puede resumir?
Respuesta.- Es el típico título de ‘pon lo que quieras que
ya contaré yo lo que pueda’... [Risas] Me planteo esta cita
como una oportunidad para hablar de cómo está la situación
económica, de cómo hemos pasado 2009 y de cómo está Ceuta
haciendo un recorrido a largo plazo desde 1995 para analizar
las tendencias y pararnos un poquito más en los últimos
ejercicios. Me interesa ver la evolución del PIB por
habitante, que ha progresado mucho, explicar las razones por
las que esto ha sido así y concretar en cuáles de los
principales indicadores económicos nos estamos quedando
cojos y en cuáles seguimos avanzando.
P.- ¿Es usted de los economistas que ya ven brotes verdes o
todavía no?
R.- Creo que, a nivel nacional, la economía española ha
tocado fondo en el primer trimestre de este año. La gran
pregunta es cuánto tiempo seguiremos en el suelo. Creo que
los brotes verdes hay que asociarlos a tener delante cosas
que hagan evidente que comenzamos a remontar y ese despegue,
por ahora, no lo veo claro.
P.- Si comparamos lo que ha sido la crisis en Ceuta y en el
resto de España, ¿qué diferencias y qué similitudes
encuentra?
R.- Creo que la evolución de la crisis en Ceuta tiene un
poco de retardo, seguramente por el peso del sector público
en la ciudad. Se trata, en cualquier caso, de décimas de
diferencia. El amortiguador público en la ciudad ha actuado
y debería poder seguir actuando para que la actividad
económica en Ceuta se sostenga este año. Lo que no podemos
esperar es que el sector privado actúe de locomotora, algo
que al menos en lo que queda de año no hará con total
seguridad.
P.- ¿Usted cree que alguna vez, pronto o tarde, el sector
privado será locomotora económica de Ceuta?
R.- Hoy día no. El sector privado necesita de una estrategia
general clara que no le corresponde diseñar. Ese es un
trabajo de toda Ceuta. Hay que empezar a profundizar en
cosas que se han hecho y poner en marcha otras estrategias a
largo plazo.
P.- ¿A qué se refiere?
R.- Le pongo un ejemplo: el Turismo. El sector no ha
evolucionado mal, al contrario, y si vemos la estadística de
viajeros y pernoctaciones encontraremos cuestiones
positivas. Sin embargo creo que el factor de atracción de
Ceuta como destino turístico no está ni mucho menos
perfilado. La ciudad ha ganado mucho en términos estéticos y
de comodidad y quienes la visitan se asombran, pero
persisten problemas como el del precio del barco o la baza
que tiene que jugar el sector privado.
P.- Hace tres años, en el informe ‘Ventajas e inconvenientes
de una posible integración de Ceuta en la Unión Aduanera’,
decía usted que el escaso éxito de la ciudad en su lucha
contra el paro era “el hecho diferencial más claro en
relación con la economía española”. ¿Debemos acostumbrarnos
en Ceuta a vivir con tasas de paro como las actuales?
R.- La persistencia del paro en la ciudad se debe a varios
factores. A diferencia de lo que ocurre en el resto de
España durante los últimos años en Ceuta no han crecido de
la misma manera actividades de mano de obra intensiva como
la Construcción, la Industria o los Servicios sin
cualificación. Esa gran capacidad de generación de empleo de
baja calidad no la ha tenido Ceuta salvo en la Construcción
y con un peso relativo mucho menor. La ciudad autónoma, que
carece de actividades con este perfil, no puede absorber a
la cantidad de gente que se incorpora al mercado de trabajo,
mucho mayor que en el resto del Estado.
P.- ¿El modelo económico de la Ceuta que hemos conocido está
definitivamente agotado?
R.- Ceuta, y yo la conozco muy bien, es una superviviente.
Tuvo su primera época dorada cuando recogió todo lo que
venía del Protectorado; después una segunda con el boom del
‘paraguayo’ como centro de ventas de mercancías que no había
en la Península, que terminó con la Unión Europea. Pero
Ceuta se buscó la vida por otro lado, con el producto
asiático, y ahora se la busca en buena medida con el
comercio atípico hacia Marruecos. La ciudad me recuerda hoy,
reconvertida en un espacio de servicios para sí mismo, a la
España de los cincuenta: un comercio para la población
local, que tiene un nivel de vida razonable, en algunos
segmentos superior incluso a la media; una industria básica
de abastecimiento... Así, nos encontramos con una parte de
reconversión que la hace sostenible y otra dirigida a los
visitantes, tanto de la Península, aunque sean menos de los
que se desearía, como del país vecino. Eso no tenemos por
qué cambiarlo. Si metes eso, el Turismo, empresas de
generación de valor añadido a partir de la posible reforma
del REF, la Estación Náutica... Ceuta no necesita una gran
revolución.
P.- La Ciudad está basando el modelo económico local del
futuro en tres grandes ejes que son la posible entrada en la
Unión Aduanera, la reforma del REF y conseguir un trato
singular de las instituciones europeas. ¿Cuál de esos
objetivos le parece que tendría una trascendencia mayor?
R.- Cuando yo presenté aquel trabajo sobre la Unión Aduanera
planteaba dar ese paso como una oportunidad. ¿Unión
Aduanera? Sí, pero no sólo eso. En paralelo hay que trazar
una estrategia de diferenciación similar a la que diseñó
Canarias. Hay que trabajar en un paquete de medidas completo
porque el efecto multiplicador de las mismas en conjunto
será mucho más eficiente que la suma de las partes.
P.- ¿Sigue pensando que la integración en la Unión Aduanera
“sería un impulso al estatus actual de la ciudad, como
territorio comunitario, que la conformaría como frontera sur
de la UE” y que “contribuiría y no poco, a eliminar las
múltiples incertidumbres, reales o no, sentidas o
percibidas, pero permanentes, que rodean a la ciudad de
Ceuta y, sobre todo en relación con las continuadas
reivindicaciones de Marruecos”?
R.- Las incertidumbres con Marruecos van a existir siempre y
todos sabemos por qué, así que no nos compliquemos. El tema
de la Unión Aduanera con respecto al comercio con el país
vecino no tendría efectos económicamente significativos y su
efecto sobre el coste de la vida en la ciudad tampoco
debería ser significativo si se estudia, como planteamos en
el estudio, implantar algo similar al Impuesto General
Canario (IGC), que viene a ser algo así como un IVA
reducido.
P.- ¿Usted cree que Ceuta está preparándose adecuadamente
para la culminación del proceso de desarme arancelario entre
Marruecos y la Unión Europea?
R.- Se prepara como puede. La ciudad tiene muy poca
capacidad de maniobra ahí. En Ceuta la oferta no genera
demanda, sino al revés. En todo caso ese desarme
arancelario, que ya debería haberse concretado en parte y no
se ha hecho, no creo que tenga un efecto tan significativo.
Hay muchas cosas detrás de eso, entre otras la propia
capacidad del país vecino para financiar su Comercio
Exterior, y lo que no entre por un lado tendrá que hacerlo
por otro, porque lo que sí tiene es una demanda muy
importante.
“¿Contrabando? No, comercio”
P.- ¿Entonces tampoco debemos pensar en despedirnos de la
imagen de los porteadores y de todo lo que ello conlleva, en
términos de actividad económica?
R.- El mundo de la actividad económica es uno y el de los
porteadores es otro. Para este último sí hay que buscar una
solución. No basta con que a Marruecos se le llene la boca
diciendo que no puede permitir el contrabando de Ceuta. ¿Se
puede llamar así a la entrada de mercancías con un policía
en la puerta? No, eso no es contrabando, es comercio
permitido, atípico, como queramos llamarle, pero que lo que
no hace es pagar el impuesto de aduanas de entrada en
Marruecos, entre otros, lo que permite a cierto segmento de
la población marroquí acceder a ciertos productos.
P.- ¿Es imprescindible o no, entonces, que lleguemos a tener
una aduana comercial con el país vecino?
R.- Inexcusable no hay nada. Mejoraría la situación y las
perspectivas económicas de la ciudad, eso sí.
P.- ¿Esas estrategias de desarrollo de las que hablaba antes
deberían dirigirse de manera primordial al otro lado del
Tarajal o al otro lado del Estrecho?
R.- ¡A todas partes! Mis planteamientos son muy liberales.
Yo creo en la libertad de comercio porque es una de las
palancas que mueve el crecimiento económico. Una libertad de
comercio razonable entre Ceuta y Marruecos sería buena para
ambas partes, estoy convencido, y en otro contexto económico
considero que tendría una solución fácil y rápida. Lo que
chirría es la política.
P.- Recientemente se ha planteado la posibilidad de
apostar por un enlace marítimo con Tánger-Med como
alternativa a esa difícil instalación de una aduana
comercial en el Tarajal. ¿Le parece viable?
R.- Estamos hablando de meterle los costes de dos fletes a
la mercancía.
P.- ¿Difícilmente viable entonces?
R.- Siempre habrá algún producto con el que se pueda
realizar ese tipo de transacción porque Ceuta lo que sí
tiene es una gran capacidad de compra y mucha experiencia en
los mercados internacionales, con lo que podría obtener
precios muy competitivos para compensar ese sobrecoste. En
ese contexto se puede atisbar cierta viabilidad.
P.- ¿Está muy, un poco o nada al tanto de la reforma del REF
que propone el Gobierno ceutí?
R.- Conozco el tema y el proyecto y me parece muy
importante. Si no me equivoco estamos hablando de una
reducción del 50% sobre el 50%.
P.- Hay quienes dicen que eso, a los ojos de Europa, no
situaría casi como un paraíso fiscal
R.- Un paraíso fiscal no es un sitio donde no se pagan
impuestos sino donde no te miran los impuestos. Eso es
contra lo que está la Unión Europeo. Ahora, contra que
dentro de su contexto puedan existir sitios que por su
especial significación, que por ser semiultraperiféricas,
gocen de ciertos beneficios, no. Es una forma de atraer
inversión, empresas y profesionales.
P.- ¿Le parece que sería, entonces, un paso significativo
lograr la aprobación de ese nuevo REF propuesto?
R.- Yo creo que hay muchas personas que, pudiendo y sabiendo
que pueden pagar el 100% de sus impuestos en la Península o
el 25% en Ceuta, se plantearían irse a la ciudad. Lo mismo
digo de todas las empresas a las que no les suponga un coste
muy grande intalarse o reinstalarse en la ciudad porque ello
les reportaría unas ventajas muy importantes. Y a su vez
ellas lo repercutirían sobre la ciudad, ya fuera en forma de
empleo o de actividad económica.
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