En la primera década del siglo XXI hemos visto cómo la
escuela avanza por un lado y la sociedad por otro, sin
encontrar un punto de convergencia sobre el que caminar de
manera coordinada, abriéndose una brecha importante entre el
modelo social y el modelo educativo. De este modo, nos
encontramos con una escuela anclada en un modelo transmisivo,
unidireccional, basado en la jerarquía de poder y en la
monopolización del conocimiento por parte del profesorado.
Frente a ello, la sociedad democrática avanza hacia un
modelo de consenso, basado en la escucha activa y la
participación de todos los agentes sociales. Por este
motivo, la escuela debe abrirse a la sociedad y contar con
ella.
Nuestros hijos e hijas merecen lo mejor y para conseguirlo
debemos propiciar y fomentar ámbitos de aprendizaje que
tradicionalmente estaban establecidos al margen de la
escuela. Desde una concepción de la educación en línea con
la sociedad actual, se hace necesaria la elaboración de una
propuesta educativa que tenga en cuenta los contextos de
aprendizaje no formales e informales, que también son
fundamentales en el proceso de enseñanza. En este sentido,
el aprendizaje dialógico, situado en una concepción
comunicativa de la educación, se erige en el modelo más
adecuado para conseguir una educación de calidad para
nuestros hijos e hijas. Los conceptos y teorías que figuran
en la base del modelo dialógico –como indica Ramón Flecha-
son coherentes con la actual sociedad de la información, las
relaciones interculturales y el giro dialógico de la
sociedad.
La ciudad autónoma de Ceuta se sitúa entre las comunidades
con el porcentaje más elevado de alumnos y alumnas que
fracasan en la escuela. Reducir estas altas cifras de
fracaso escolar no puede ser sólo responsabilidad de los
docentes, ya que esta es una tarea de todos: padres y
madres, asociaciones, instituciones… en una acción
planificada, compartida y coordinada.
Concienciar a la comunidad educativa de la importancia de
una escuela inclusiva y de calidad para todas y todos es el
objetivo que perseguimos en el CPR y que pretenden también
los Centros de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Federico
García Lorca y Vicente Aleixandre, inmersos en un Proyecto
de Formación en Centro –propiciado y asesorado por el CPR de
Ceuta- encaminado a poner en marcha procesos de intervención
sociocomunitaria. Las comunidades de estos centros, en
general, y el profesorado, en particular, han desarrollado
ya una primera etapa formativa y de concienciación hacia la
necesidad de la intervención comunitaria. En este sentido,
el enriquecimiento de las barriadas a las que pertenecen los
mencionados centros resulta de una importancia capital,
puesto que las consecuencias de esta puesta en valor
repercutirán en la mejora de los resultados académicos del
alumnado. Actualmente, estamos a la espera de la firma de un
convenio entre el Ministerio de Educación, la Ciudad
Autónoma de Ceuta y el Instituto Marco Marchioni, para
iniciar un proceso tan necesario en Ceuta.
Mejorar los resultados académicos, dotar a nuestros hijos e
hijas de más posibilidades de promoción social y de acceso
al mercado laboral, así como hacer de ellos ciudadanas y
ciudadanos responsables, solidarios y comprometidos, es una
tarea que nos incumbe a todos. Si lo conseguimos, todos nos
beneficiaremos de una sociedad más participativa y
cohesionada.
Por todo lo anterior, consideramos que el profesorado debe
estar formado para dar respuesta a una demanda social, no
sólo individual, basado en la toma de decisiones conjunta
con la idea de construir modelos de ciudadanía y ofrecer
cauces de participación comunitaria que confluyan en la
formación de futuros ciudadanos y ciudadanas comprometidos.
Para que esto funcione, es necesario impulsar y desarrollar
proyectos adecuados al contexto, que den respuesta a
demandas concretas en entornos determinados.
“Los sueños son posibles. Mejorar la realidad sin sueños es
imposible” (Ramón Flecha, Catedrático de Escuela
Universitaria de Sociología y experto en formación
comunitaria).
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