Hace un año (parece que fue ayer), entrabas triunfante por
la puerta grande de nuestra parroquia; como sé que también
lo harás por la puerta del cielo.
Ya te encuentras formando parte de la comunidad celestial;
(espero que no te hayan nombrado salmista).
Se cuenta que cuando un amigo se va, algo se muere en el
alma, pero tú para nosotros, no te has ido, porque siempre
están en nuestras conversaciones, con Charo y con todos tus
hijos.
No sé si en el cielo se lleva algo en las manos porque si es
así, tanto te nombramos que estarías todo el día recogiendo
cosas del suelo.
Juanjo, todo lo que tenías de gran hombre en estatura, lo
tenías también de gran alma.
Sé, que como cualquier humano, le tenías miedo al
sufrimiento físico, pero nos distes a todos una gran lección
cristiana, de llevar tu dolorosa enfermedad de una manera
extraordinaria; todas las oraciones que rezamos por tí
dieron su fruto.
Veo que en tú partida, se cumple la comunión de los santos,
porque ayudas a dodos los tuyos desde el cielo a salir
adelante sin tu presencia física.
Humildemente, yo, desde nuestro mundo, te pido que
intercedas por todos y deseo que sepas, que todos estamos
felices por que sabemos que han logrado la paz celestial.
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