La semana pasada, pedíamos que la
campaña de elecciones a la Cámara de Comercio transcurriera
por cauces normales. Decíamos la importancia que tenía que
los candidatos se olvidaran de emplearse con malas artes. En
suma, condenábamos el juego sucio.
Pues bien, siete días después, estamos al tanto de que no se
está obrando bien. Mejor dicho: que se está obrando
pésimamente por parte de personas que están tomando partido
por el aspirante a arrebatarle el puesto a Luis Moreno.
Sin que a ninguna les vaya nada en el asunto. Porque no
forman parte ni del organismo ni del tinglado electoral.
Semejante situación, nos hace pensar torcidamente y nos
obliga a mordernos la lengua para impedir que sus nombres
salgan en esta columna. Créanme que hacemos verdaderos
esfuerzos para mantener en secreto el nombre de
viceconsejeros y funcionarios de pacotilla, que están
haciendo campaña desleal.
Los citados, con algún que otro asesor de por medio, han
empezado a pedir el voto para una de las partes, en nombre
del Gobierno de la Ciudad, poniendo como causa el bien de
Ceuta. Es decir, que se dirigen a los empresarios para
inculcarles que todo lo que no sea hacer lo que ellos les
dicen es funesto para la ciudad.
Los tales, carente de categoría, mil veces demostrada, andan
jugando con fuego. Porque estamos enterados de cómo se están
moviendo. Y, por supuesto, sabemos sobradamente los motivos
por los que se vienen comportando de manera tan
desvergonzada.
Motivos que tienen que ver con intereses despreciables. Los
hay incluso que al haberse hecho ricos están bajo sospechas.
Son medianías que andan alrededor de la política para ganar
dinero a cualquier precio.
Los sujetos de los cuales hablo, y que lamento omitir sus
nombres, son expertos en dirigirse a la gente con la boca
repleta de ceutismo. Tramposos a tiempo completo y que viven
pendientes de cómo ganar dinero con el menor esfuerzo.
Listos de tres al cuarto que suelen presumir de honradez a
cada paso sin que el sonrojo les salga a la superficie.
Me estoy refiriendo a individuos que han visto en estas
elecciones a la presidencia de la Cámara de Comercio la
oportunidad de llevarse un puñado de euros si cumplen con el
trabajo del que presumen ser expertos. Volcar las elecciones
hacia el lado que a ellos les interesa, aunque en el
propósito hayan de mentir una y otra vez y hasta denigrar a
uno de los candidatos.
Enterados estamos de que hay un individuo que fue presidente
de una barriada, cuya forma de proceder se está pasando de
castaño oscuro. De momento, no estamos en condiciones de
asegurar que lo hace asesorado por una consejera. Pero en
cualquier momento contaremos con las pruebas. Y no tendremos
el menor inconveniente en dar pelos y señales de las razones
por las que él y la consejera se comportan así.
A partir de ahora, procuraremos estar atentos a la forma de
actuar de quienes andan empeñados en convertir la campaña
electoral a la presidencia de la Cámara de Comercio en un
enfrentamiento donde todo les vale para que los resultados
sean los que ellos desean. Con un único fin: llenar sus
faltriqueras. Y, desde luego, puede que en esta ocasión la
fuerza de la razón haga posible que dejemos de andarnos por
las ramas y demos nombres y apellidos.
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