No se quién fue el que dijo
aquella frase de que: “el hombre es el mayor enemigo del
hombre” pero, desde luego, acertó de pleno, pues no hay
mayor enemigo del hombre, que el propio hombre.
La lucha del hombre por dominar la Naturaleza, se produce
desde que el primer hombre apareció en ella, tratando de
dominarla y hacerla esclava de sus deseos, sin tener en
cuenta que la Naturaleza como ser vivo, por supuesto no
humano, gloria mí pare que diría mi amigo el gitano Juan,
lucha por regenerarse de todo el daño que el hombre realiza
sobre ella.
Y el problema, el gran problema, para el hombre, aparece
cuando la Naturaleza cansada de recibir malos tratos, decide
asomar la cabeza y lanza un aviso al hombre de que se está
cansando del trato que, por parte de los humanos, está
recibiendo.
Estos avisos, en los últimos tiempos, se están dando con
cierta frecuencia. Hace cerca de tres meses la Tierra, en
uno de sus avisos, hizo desaparecer de su faz a doscientos
mil habitantes de Haití, poco después un terremoto en Chile
desplazó su eje y, en estos momentos, hace estallar un
volcán que impide los desplazamientos por aire a miles y
miles de seres humanos.
Con la aparición de estas catástrofes sale a relucir, sin
duda alguna, la superstición que lleva al hombre a pensar en
lo que se escribió o en lo que se dijo en otras épocas sobre
el final del Mundo.
Los más supersticiosos nos hacen recordar a los mayas,
tratando de descifrar aquellos jeroglíficos en los que se
anunciaba la destrucción de la Tierra y, por tanto el fin de
la misma. Otros recurren a lo que, en su día, escribió
Nostradamus que, por cierto, aunque pueda parecer mentira,
acertó muchas de las cosas que iban a pasarle a la
Humanidad, algunos siglos después de su muerte, entre las
que se encontraba el final de la Tierra y la desaparición de
la raza humana. Incluso algunos siguen creyendo algún que
otro bulo lanzado por la Nasa sobre este asunto.
Y una y otra vez la historia y las supersticiones irán
unidas, haciéndonos cree que el final de la Humanidad, que
no la desaparición del planeta Tierra, tendrá lugar en le
2.012, fecha dada por todos aquellos visionarios en los que
creen, a pie juntillas, todos los supersticiosos.
No creo en las supersticiones ni por supuesto, en ninguno de
esos visionario que nunca aciertan nada, pero a los que,
miles de personas, gastan su dinero para que les diga el
porvenir.
Sin embargo si creo en que la Naturaleza, insisto como ser
vivo que es, tratando de regenerarse de todo el daño que le
está causando el hombre en su afán por dominarla. De la
misma manera que creo que jamás el hombre conseguirá dominar
a un ser mucho más fuerte e inteligente que él.
La Naturaleza se limita, una y otra vez, a darnos avisos de
lo que en cualquier momento puede hacer con nosotros de
proponérselo. Pero nosotros, en nuestra egolatría, por
creernos un ser superior a ella no queremos hacerle caso,
sin querer darnos cuenta de que, a su lado, somos simples
monigotes parlanchines y comelones manejados por los hilos
de la Tierra.
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