He escrito en ocasiones que apenas
veo la televisión. A pesar de que en mi casa contamos con
Canal plus e Imagenio. De las televisiones selecciono tres o
cuatro cosas y no paso de ahí. De las locales, salvo los
partidos de la Asociación Deportiva Ceuta, se me pasan los
días, meses y años sin ver ningún programa. Y que conste que
no lo digo para darme ese pote que se suelen dar algunos de
los que andan siempre despotricando contra la mierda que
ofrecen a través de la llamada pequeña pantalla, sino porque
es así y punto.
De modo que cuando las televisiones de Ceuta ofrecen un
espectáculo considerado de mucha importancia y de sumo
interés para los ceutíes, yo me entero del asunto dos o tres
días después. Es decir, cuando ya lo han visto innumerables
personas y lo propalado es de dominio general. Es lo que me
ha ocurrido con la tan celebrada entrevista que Ceuta
Televisión le hizo a Sineb Ahmed; la mujer que lleva
copando la actualidad ceutí, desde hace siete meses. O sea,
que fue el lunes, por la tarde, cuando me pusieron al tanto
del hecho. Y no tuve más remedio que informarme por medio de
internet.
Y, tras leer todas las respuestas que fue dando SH a sus
entrevistadores, no sé por qué se me vino a la memoria un
hecho histórico que sucedió en el año 711, y que se fraguó
en Ceuta. Me estoy refiriendo a la traición del conde don
Julián. Y de la que, salvo la seriedad de los libros de
texto de cierta época, los demás lo explican con el
cachondeo suficiente como para alegrarnos la vida.
Hay, por ejemplo, este comentario que se me antoja un poco
machista: “Parece ser que don Rodrigo, último de los
reyes godos, había manchado el honor de Florinda,
‘alias la Cava’, que vaya usted a saber si estaba deseando
que se lo manchasen. Al padre de la manchada, que era el
conde don Julián, gobernador de Ceuta, le sentó la mancha
como un tiro, y en lugar de llevar a su niña a alguna
tintorería especializada en estos menesteres, no se le
ocurrió más que entregar la plaza de Ceuta a los árabes o
sarracenos de África, facilitándoles el paso del Estrecho
para que invadiesen nuestro país y destronaran a don
Rodrigo”.
Luego está este otro: “El conde don Julián, cuando supo que
le habían desgraciado a la niña, disimuló y preparó su
venganza en secreto, aprovechando que Rodrigo estaba
enemistado con medio reino”.
Sineb Ahmed no ha perdido el virgo. Pero se lamenta de haber
sido débil ante las proposiciones de un hombre que, según
ella, se aprovechó de su precariedad económica para
llevársela al catre. Y aquí está el quid de la cuestión:
¿fue la muchacha seducida por Pedro Gordillo o fue
violentada?, que es también la pregunta que los
historiadores se siguen haciendo en relación con el caso de
don Rodrigo y La cava...
En el caso que nos ocupa, lo lógico es que la defensa de
Sined Ahmed pida la intervención de un jurado popular donde
seguramente entre sus miembros va a encontrar la ayuda
necesaria para que el melodrama de la violación se extienda
por la sala. Lo que unido a que Gordillo tiene, salvando las
distancias, tantos enemigos como tenía don Rodrigo, deberá
alertar al abogado de Pedro. De cualquier manera, y sin
señalar a nadie, aquí además de a mierda huele a traición
por los cuatro costados.
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