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sociedad - MIÉRCOLES, 21 DE ABRIL DE 2010


vecinos junto a la guardia civil. f. raso.

malestar
 

Las obras en Fuerte Mendizábal provocan las quejas de los vecinos

Ayer cortaron la carretera para pedir
soluciones a las continuas polvaredas que sufren con el paso de los camiones que realizan los trabajos de movimiento de tierras
 

CEUTA
Paula Zumeta

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Los vecinos de Fuerte Mendizábal cortaron durante una hora la zona de tierra por la que los camiones que están realizando el movimiento de tierras para el emplazamiento de la futura cárcel tienen que pasar. Y es que se quejan del “polvo” que estos vehículos provocan y además no se les da ninguna solución y lo que solicitan es que “por lo menos echen agua al camino para no levantar tanta polvareda”.

Los vecinos de Fuerte Méndizabal pararon ayer durante una hora los camiones que están trabajando en la zona en el movimiento de tierras para la construcción de la nueva cárcel. La razón que dieron los habitantes de las casas colindantes es que el polvo que dejan es “insoportable”. Agentes de la Guardia Civil se personaron en el lugar para aconsejar a los vecinos que presenten una “denuncia formal” para evitar que haya problemas mayores.

Y es que, la desesperación de estos vecinos es “grande. Tenemos un hijo de cinco meses y así no se puede vivir. Llevamos así un año. Lo único que pedimos es que pasen agua por el camino ya que nosotros dejamos pasar a los camiones. Hablamos con ellos y nos dicen que nos pondrán agua para que no se levante el polvo, pero no lo hacen”.

Los vecinos afirman que el polvo que levantan los transportes es lo peor de todas las obras y que incluso no pueden ni sacar la ropa al balcón ya que “se queda más sucia de lo que estaba”. Lo único que solicitan es que para que no se levante tal cantidad de tierra, se eche agua en el camino: “Además hay algunos que van embalados y no respetan. No podemos abrir las ventanas”.

Tres familias son las que están viviendo en las casas cercanas a la construcción de la nueva cárcel: “Entendemos que tienen que pasar, pero que hagan lo que les pedimos. Me he puesto en medio de la calle y me da igual, si quieren pasar, que pasen”. Otra de las vecinas afirmó resignada que no tienen “ni un minuto de tranquilidad, trabajan hasta por las noches”.
 

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