El director general de Calidad y Sostenibilidad Ambiental
de la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente de
Castilla La-Mancha, Manuel Guerrero, había oído hablar mucho
de Ceuta, ciudad de la que procede parte de su familia. Se
quedó, reconoce, “impresionado” con la luz de una ciudad que
nunca había pisado y que espera conocer antes de regresar a
la Península tras participar, hoy, en la primera ponencia
técnica del foro organizado por la Consejería de Medio
Ambiente y el Instituto de Sostenibilidad de los Recursos (ISR)
para definir las líneas maestras del Plan de Gestión de
Residuos local y la planta de tratamiento que acogerá la
ciudad. Él pone el foco en otro punto, la generación de
basuras.
Pregunta.- Castilla-La Mancha es, según el ISR, la región
que tiene un Plan de Gestión de Residuos más adecuado a la
normativa comunitaria. ¿Su renovación ha sido obligada o por
iniciativa propia?
Respuesta.- El anterior venció y era necesario incorporar
las oportunidades que habían surgido en materia de gestión.
Esto es algo dinámico, no se puede parar. Nuestro primer
plan estructuró la comunidad más allá de la simple recogida
y hoy, teniendo en cuenta que la gestión del residuo es el
cuarto problema en materia de efecto invernadero y cambio
climático, hemos avanzado un poco más.
P.- Su comunidad tiene poco que ver con Ceuta...
R.- Claro, tenemos cinco provincias con cadenas montañosas,
La Mancha de Don Quijote, menor densidad de población, mucha
más superficie... La región está dividida en 8 áreas
asociadas a 7 vertederos y 41 plantas de transferencias. No
obstante, la prevención en la generación de residuos y en la
denominada ‘compra verde’ o sostenible es un reto común a
abordar en la medida de nuestras capacidades.
P.- ¿Y eso cómo se hace?
R.- Educando al ciudadano para que sea consciente de que
cuando va a comprar un yogur, por ejemplo, puede hacerlo con
un envase mínimo o con un envoltorio de cartón que además
lleva un plástico y un regalo que no sirve para nada pero
que lleva su propio embalaje también. Por otro lado,
concienciando y llegando a acuerdos voluntarios con los
productores para que también sean sostenibles. Trabajando en
ambas líneas el ahorro en la generación de residuos será muy
importante, especialmente fundamental en zonas como Ceuta,
territorios pequeños donde no se puede habilitar un
vertedero y hay que trasladar los residuos, un coste
añadido.
P.- Su Plan de Gestión está plenamente adaptado a las
directivas europeas sobre residuos más avanzadas. ¿En qué ha
cambiado más las cosas esta normativa?
R.- En ámbitos como el de las bolsas de un solo uso, de
porcentajes de reciclaje... Nosotros nos hemos marcado una
serie de retos de aquí a 2019 pero esto avanza, por suerte,
tan deprisa asociado a las novedades tecnológicas que si es
conveniente actualizar nuestros objetivos antes lo haremos.
P.- Todo el mundo está de acuerdo en que hay que generar
la menor cantidad de residuos posible y reciclar todo lo que
se pueda. Con el resto, ¿qué hace Castilla-La Mancha?
R.- La fracción resto va a los vertederos previo paso por
tecnologías de separado tradicionales como la de imanes y
otras más innovadoras como la óptica. El paso que queremos
dar ahora es utilizar esos residuos como combustibles
alternativas. En Castilla-La Mancha tenemos tres cementeras
que utilizan fuel que se podría sustituir por esas basuras.
Evitaríamos aspectos medioambientales negativos e
introduciríamos un recurso que hoy no sirve para nada en el
círculo económico. El ciudadano a día de hoy no sabe lo que
cuesta gestionar una tonelada de residuos, pero es mucho. Si
lo reutilizamos y le damos un valor podremos reducirlo.
Nosotros somos gestores públicos y el objetivo tiene que ser
repercutir al ciudadano todas las mejoras disponibles.
P.- ¿Qué porcentaje de la basura recogida se convierte en
restos?
R.- Depende de la planta. Hay una parte que ya separa el
ciudadano y otra que acaba en puntos limpios. Del resto, de
lo que llega a la planta, se separa un 25% aproximadamente;
otro tanto va a compostaje. El resto es la denominada
fracción resto. Ahí está nuestro mayor reto. Para mí lo más
importante es la prevención: si de 100.000 toneladas el 40%
se convierten en residuos no reutilizables, pero si logro
reducir en un tercio el volumen recibido el resto será mucho
menor. Todo lo que va a vertedero genera gases con efecto
invernadero. Castilla-La Mancha se ha propuesto reducir la
producción de 65 kilos de residuos por habitante y año. Con
ello conseguiríamos recortar un 74% de nuestras emisiones de
este tipo.
P.- ¿Cuánto cuesta tratar una tonelada de residuos?
R.- Depende. El coste abarca muchas variables, incluido el
sistema de recogida. En zonas montañosas con escasísima
población como algunas que tenemos en Castilla-La Mancha
sería altísimo. No es lo mismo gestionar una tonelada de
basuras del Alto Tajo que otra de Ceuta. Aquí costará menos
la recogida pero quizá más el tratamiento.
P.- ¿A cuántos habitantes atiende la planta de
tratamiento más pequeña de Castilla-La Mancha?
R.- A unos 250.000 habitantes.
P.- ¿Hay plantas tan pequeñas para un contexto como el
ceutí?
R.- Se dispararán los costes pero yo creo que una ciudad
como esta debe apostar, entiendo, por separar en origen todo
lo posible y, simultáneamente, trabajar en la prevención. Si
de partida ahorramos un 25% en la generación de basuras
habremos ganado un montón de terreno. Lo que pasa es que
para eso es fundamental la concienciación, la implicación y
la colaboración ciudadana.
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