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					La llegada del verano, y la presión más laxa en el primer 
					filtro de Europa, Marruecos, propicia el que, de nuevo, en 
					los alrededores de Ceuta se aposten centenares de 
					subsaharianos pendientes de dar el salto bien a la 
					península, bien a las costas ceutíes. El cúmulo de intetos 
					de pase que ya ha abortado la Guardia Civil, junto con las 
					llegadas que se han producido en aras al servicio 
					humanitario, indican lo que es una evidencia palmaria ahora 
					que, además, comienza el periodo de una climatología más 
					favorable para que las mafias coordinen salidas por mar, 
					cada vez en mayor número, de grupos de inmigrantes. 
					 
					Las mafias han vuelto a abrir los ‘canales de distribución 
					de humanos’ y, poco a poco, van plagando de inmigrantes los 
					alrededores de Ceuta. Las organizaciones funcionan desde 
					seis países de África, donde canalizan y distribuyen por 
					tierra hacia Europa los flujos migratorios desde la región 
					subsahariana. Así lo explican fuentes de la lucha contra la 
					inmigración en Marruecos, activadas desde que el vecino país 
					llegó a tratos con la UE.  
					 
					Pero, de nuevo, las organizaciones han logrado sortear la 
					presión -probablemente más laxa- del primer y mas notable 
					filtro para la Europa continental, Marruecos. 
					 
					Las redes -según han manifestado estas fuentes a EL PUEBLO- 
					han establecido en Nigeria, Malí, Níger, Argelia, Libia y 
					Mauritania puntos donde los inmigrantes son concentrados y 
					trasladados a través de rutas hacia las costas del norte de 
					África para dar, finalmente, el salto al continente europeo. 
					Los subsaharianos cruzan de Sur a Norte Marruecos con 
					sorprendente facilidad. Se asientan en Tanger donde la 
					presencia de ‘morenos’ pueden contarse por miles, dicen 
					allá. En Tetuán la situación está más controlada, un 
					centenar aproximadamente vagan por sus calles. Sin embargo, 
					los ‘petits taxis’ ya se han acostumbrado a desplazar hasta 
					el mismo F’nidq (Castillejos) a subsaharianos cargados con 
					sus petates personales. Buscan la cobertura del bosque de 
					Beliones, otra vez. 
					 
					Tras un lapso de cuatro años, después de que España y la 
					Unión Europea sufrieran una considerable presión sobre sus 
					perímetros fronterizos, la historia tiene visos de volver a 
					repetirse. Una bolsa de unos 600 subsaharianos (entre 
					hombres y mujeres) viven dispersos por los montes de 
					Beliones, próximos a Ceuta. En Tetuán se contabilizan 
					alrededor de un centenar los que permanecen por la ciudad 
					“buscándose la vida”, y en la región de Tánger la cifra se 
					multiplica ostensiblemente, según fuentes oficiosas del país 
					vecino. Esta situación está siendo ya tenida muy en cuenta 
					por los servicios de información de las Fuerzas y Cuerpos de 
					Seguridad del Estado que, de momento no le producen extrema 
					preocupación, pero sí les reporta la responsabilidad de un 
					seguimiento porque se ha detectado en los últimos meses 
					intentos de ‘pases’ por vía marítima, y se ha detectado ya 
					un número de subsaharianos más elevado de la cuenta desde 
					los últimos y graves incidentes en la valla datados en 
					octure de 2005. 
					 
					Las redes de tráfico, en las que interviene un número muy 
					elevado de personas, no requieren de medios sofisticados ni 
					falsificaciones complejas, lo que permite una enorme 
					flexibilidad a la hora de establecer nuevas rutas o 
					modificar el itinerario de las en un amplio área del 
					continente africano.  
					 
					La inmigración subsahariana procede de los países del Golfo 
					de Guinea (Guinea Bissau, Guinea Conakry, Costa de Marfil, 
					Nigeria, Ghana, Liberia, etc.) y tienen que atravesar otros 
					territorios del Sahel (Malí, Niger o Chad) para alcanzar los 
					países ribereños atlánticos (Senegal, Mauritania, Sahara 
					Occidental y Marruecos). 
					 
					En sus amplias y despobladas extensiones, han establecido 
					rutas que discurren por un número limitado de poblaciones, 
					donde las redes ejercen su presencia, concentran a los 
					clandestinos y los trasladan de una a otra. 
					 
					Se trata de ciudades con una población muy pequeña, donde 
					los inmigrantes en ruta pasan temporadas, a veces muy 
					largas, bien a la espera de que llegue el siguiente convoy o 
					hasta que consigue el suficiente dinero (trabajando de 
					temporero) para poder pagarse el siguiente trayecto. 
					 
					Lo habitual en el paso de un país a otro es el soborno de 
					los diferentes miembros de los ejércitos o de los cuerpos 
					policiales que controlan dichos pasos, según explican y 
					coinciden fuentes policiales marroquíes y españolas. 
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					En el último trimestre se contabilizan casi un  
					centenar de nuevos subsaharianos en Ceuta 
					Casi todos traidos por la Guardia 
					Civil cuando estos intentaban cruzar por mar, ya se 
					contabilizan en casi tres meses la entrada en Ceuta de casi 
					un centenar. La cifra oscila entre las 80 y 85 personas de 
					raza negra que han debido ser acogidos en el CETI. Es el 
					resultado notorio de la mayor presencia de inmigrantes 
					subsaharianos en los alrededores de la ciudad autónoma. La 
					primavera y el verano, con un mejor clima provoca la 
					emigración hacia el Norte de Africa, ahora que las mafias 
					vuelven a retomar su control y, por otra parte, comienzan a 
					encontrar más facilidades en su trayecto por el interior del 
					país marroquí. Es cierto que los militares marroquíes 
					continúan custodiando su parte del perímetro, y también se 
					encuentran en los alrededores del monte de Beliones, pero 
					también es cierto que la Guardia Civil detecta en el último 
					cuatrimestre un mayor número de intentos de pase cuyos 
					principales protagonistas son hombres y mujeres 
					subsaharianas a bordo de todo tipo de supuestos artefactos 
					flotantes. La Guardia Civil advierte que la mayoría son 
					entregados a los marroquíes. 
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