La Consejería de Fomento ha empleado una técnica novedosa en
Ceuta para reparar el puente de la Almina sin necesidad de
demoler la estructura, que sustenta la acera y la calzada de
la calle Deán Navarro Acuña a la altura de las instalaciones
de la Legión. La alternativa a la demolición y
reconstrucción del puente ha consistido en el refuerzo de 12
jácenas o vigas maestras mediante una armadura de chapa de
acero de 5 centímetros de espesor en la que se inyecta
mortero de alta fluidez. Además, se ha rebajado el muro
situado sobre la acera para aliviar el peso que soporta el
puente y se han sustituido las varillas del forjado.
El Puente de la Almina, que da paso a las instalaciones de
La Legión desde la calle Teniente José del Olmo, ha sido
reparado mediante una técnica aplicada por primera vez en
Ceuta y que ha supuesto un considerable ahorro de costes y
molestias, puesto que se ha evitado tener que demoler su
estructura, que sustenta la confluencia del paseo de Colón y
la calle Deán Navarro Acuña. Tal como se señaló por parte de
los técnicos de la Consejería de Fomento responsables de la
actuación, la actuación ha consistido en el refuerzo de doce
vigas maestras del puente situadas en un voladizo.
De acuerdo con los informes técnicos previos a la
realización de las obras, tanto el voladizo en el que se ha
actuado, donde se sitúan los extremos de las vigas
reparadas, como la cara inferior de la losa de reparto entre
ellas, de 15 centímetros de espesor, se encontraban
expuestos a la intemperie. “La edad de la estructura, así
como las muy desfavorables condiciones de servicio, en
concreto, la exposición en ambiente salino-costero” habían
provocado “una importante y peligrosa degradación en
aquellas áreas de estructura directamente en contacto con el
exterior”.
Estructura corroída
Los daños detectados se presentaban en las caras laterales e
inferior de un total de 12 vigas y en la losa de reparto
entre ellas. La patología consistía en una oxidación y
corrosión de las armaduras del puente, que provocaban
“expansiones de volumen y empujes sobre los recubrimientos
con desprendimientos del hormigón y carbonatación de sus
zonas más superficiales” y, por tanto, una muy probable
pérdida de resistencia. En la cara superior de la
estructura, protegida por la acera y no expuesta por tanto a
la intemperie, se realizó una cata que no detectó “daños
relevantes”.
En el informe se señalaba que los voladizos afectados
“soportan sobre sí una acera de una calle, además de las
sobrecargas peatonales e incluso de tráfico ocasional”. Por
ello se consideraba necesario proceder a la reparación de la
estructura.
Una vez asegurado el perímetro de la acera afectada y
realizado el apuntalamiento de la estructura, se procedió a
picar y limpiar las superficies mediante un chorro de agua y
arena a presión.
La técnica empleada en el refuerzo de las vigas ha
consistido en la colocación de un cajón metálico con placas
de acero de 5 milímetros de espesor e igual geometría
anclado a la estructura mediante varillas roscadas. Después
de anclado el refuerzo, “al actuar a modo de encofrado, el
espacio intermedio entre este y el hormigón de la viga
original, se rellenó mediante inyección de morteros muy
fluidos”. En el interior se aplicó a continuación un
tratamiento mediante resinas y, sobre él, un espolvoreo de
árido de sílice descontaminado para protegerlo de la
oxidación. El acabado de las renovadas vigas es de “pintura
de esmalte poliuretano alifático de alta resistencia
química”.
Por su parte, en la losa de hormigón entre las vigas se
repararon las superficies y se colocaron nuevas barras de la
estructura armada.
En lo que respecta al muro de contención de vehículos, y
según la normativa sobre pretiles en borde de puentes y
estructuras similares, se consideró necesario “implantar una
barrera o pretil normativo y no una simple barandilla”. A la
hora de reconstruir el muro se optó por aligerar la carga
que soportaba el voladizo reduciendo su altura respecto al
preexistente.
El informe técnico encargado por la Consejería de Fomento
recogía también unas “consideraciones adicionales sobre el
nivel de contención de vehículos” que presenta la zona
reparada. Al respecto, se recomendó por parte de los
ingenieros “anclar eficazmente dicha barrera al voladizo
actual” y armar “convenientemente” el mismo, “al que se
exigiría -advertían- un espesor mínimo bastante mayor del
que tiene”. En el informe se indicó no obstante que para
cumplir los dos últimos objetivos habría que demoler la
actual estructura y ejecutar una nueva “o bien reforzarla
con una actuación tan drástica que quedaría fuera de los
objetivos y alcance” de la reparación a realizar. Por lo
tanto, se concluye “que no puede testificarse la seguridad
de las instalaciones de La Legión situadas a la sombra y
junto a los voladizos de este Puente de la Almina frente a
una desviación e impacto sobre la barrera-barandilla de un
vehículo que circule accidentalmente sobre el mismo, de
acuerdo a la actual normativa”.
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