La Guardia Civil ha tenido que tomar posiciones en la cota
elevada de Loma Colmenar para proteger la carretera
Nacional-352 a donde van a parar grandes bloques de piedras
lanzados desde las inmediaciones de la nueva zona urbanizada
perteneciente a la promoción de 225 VPO que recientemente
entregó EMVICESA. Se trata del nuevo punto que las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado han detectado como zona
desde donde son apedreados en numerosas ocasiones cuando
acceden bien a la frontera, bien a los puntos de
interconexión con los alrededores. Los elementos incívicos
lanzan peligrosamente grandes bloques hacia la carretera.
La Guardia Civil ‘tomó’ ayer a media tarde los alrededores
de la nueva urbanización de Loma Colmenar, por ser estos el
nuevo lugar elevado desde donde se apedrea impunemente tanto
a civiles, como a miembros de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad.
Una llamada de alerta movilizó ayer a unidades de la
Benemérita que, coordinadas por el COS, pertrechadas con
material antidisturbios, mantuvieron presencia física en los
puntos donde se ha detectado constantes lanzamientos de
bloques de piedras que alcanzan la N-352 en su acceso a la
frontera del Tarajal y las correspondientes bifurcaciones
hacia el nuevo Hospital y el Príncipe.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han venido
detectando y, padeciendo, el apedreamiento regular sobre sus
posiciones desde los puntos altos de la ladera próxima a la
zona de Arcos Quebrados, justo desde la cota donde se ha
urbanizado el espacio en el que se ubican las 225 VPO que la
sociedad municipal EMVICESA entregó recientemente.
Las Fuerzas de Seguridad sospechan de que díscolos elementos
que antes ejercían estas acciones en otros lugares próximos,
ahora operan desde la zona próxima a donde habitan
recientemente. Vehículos del Cuerpo Nacional de Policía y de
la Benemérita ya han sido pasto de las piedras.
Peligrosidad extrema
La Guardia Civil ha comprobado que la peligrosidad es
realmente elevada. Agentes de la 2007 Comandancia, en el
lugar, han comprobado al mismo tiempo que EL PUEBLO, que los
protagonistas de los apedreamientos ‘almacenan’ adoquines de
gran tamaño -extraidos de las obras próximas- en los filos
de la ladera para proceder a lanzarlos, montaña abajo, al
paso de los vehículos policiales, de emergencias, o incluso
civiles, con el consiguiente peligro que acarrean
circunstancias de tal calibre.
La Guardia Civil, alertada ayer sobre movimientos en el
nuevo lugar de ‘lanzamientos’ acudió provisto de material
antidisturbios para ‘tomar’ la zona y asegurar a compañeros
y civiles ubicados abajo.
Unidades del Cuerpo Nacional de Policía se dejaron ver
igualmente por la nueva urbanización y coincidieron durante
el despliegue de la Guardia Civil.
No ha habido detenidos, de momento, pero las fuerzas de
seguridad trabajan en la detección, detención y puesta a
disposición judicial de los vándalos protagonistas de estos
regulares y constantes hechos que, además de en el Príncipe,
ahora tienen lugar en Loma Colmenar.
Ciudadanos consultados abajo, en circulación, por la avenida
Martínez Catena (N-352), consideran que estos hechos “deben
ser penados”. No alcanzan a comprender cómo una carretera
que accede a una frontera entre dos estados pueda verse
sometida a actos vandálicos y de tal calibre como los que se
suceden. “¿Ustedes se imaginan que apedrearan
constantemente, desde lo alto, una carretera nacional en
cualquier lugar de la península?”, se preguntaba un taxista
a punto de tomar un cliente en el acceso hacia el nuevo
Hospital.
Los agentes tanto de la Guardia Civil como del Cuerpo
Nacional de Policía, cuando se le pregunta, guardan un
silencio delatador... En realidad, están cansados de ser el
permanente objetivo de estos grupos. Y desde la resignación
impotente entienden que el día que se produzca alguna
desgracia por tal motivo “las miradas tendrían que dirigirse
al ámbito de la Justicia, porque detenciones se producen”,
certifica un agente.
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Grandes bloques de bordillos para tirar
La instantánea muestra claramente
cómo se aproximan estos bloques de adoquín de bordillos para
las aceras de las obras próximas, o bien arrancados, con el
objeto de dejarlos caer rodados por la ladera hacia la
carretera N-352 que discurre a los pies del talud. El lugar
desde donde se producen los nuevos apedreamientos es el
lateral de la nueva promoción de 225 viviendas protegidas
que recientemente entregó Emvicesa a las familias más
afectadas y que vivían en las Caracolas de Príncipe Felipe,
en la Agrupación Norte de Príncipe Alfonso y
Miramar-Chorrillo, entre otros.
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