Varias veces he contado lo de
aquella vecina que me saludaba efusivamente o me ignoraba
cuando coincidíamos en el ascensor o en la escalera,
dependiendo de cómo hubiera digerido ella la lectura de mi
columna. Aquella mujer pasaba de ser más que agradable a
convertirse en una especie de virago con mala educación.
Y es que se le había metido entre ceja y ceja que todo lo
que no fuese escribir sobre lo que a ella le hacía tilín
estaba de más. Y lo que a la señora le gustaba era que yo
escribiera continuamente sobre lo bien que lo hacían los
políticos de su cuerda. Cuando no era así, amén de retirarme
el saludo, jadeaba cantidad de malaúva que se reflejaba en
su bigote hisurto.
El político que me ha llamado a media mañana también tiene
bigote. Aunque el suyo es uno de esos delgados bigotes
parecidos a cejas llevados a menudo en los años donde sólo
se expresaban familia, municipio y sindicato.
Y lo ha hecho para decirme que no entiende el cambio que se
ha operado en mí con relación a Mohamed Alí. Y es que
a nuestro hombre, como lector mío que es, no le ha gustado
nada que yo haya escrito acerca de la evolución que ha
experimentado el líder de la UDCE como orador.
-¿No te das cuenta, me dice, que si hablas bien de Alí lo
pueden votar más?...
-Y a mí qué... –le respondo con toda tranquilidad.
-Hombre, se supone que tú no deseas que UDCE consiga más
diputados.
-Lo que yo desee no es cuestión de airearlo. Como tampoco
voy a creerme que el simple hecho de destacar la evidente
mejora de MA como orador vaya a repercutir favorablemente
para éste en las urnas. Eso sí que sería pecar de engreído y
cosas por el estilo.
-De cualquier manera, Manolo, debo decirte que
Juan Vivas, como siempre, acabó superando en el debate a
MA.
-Pues muy bien... Cada uno está en su derecho de opinar.
Como el mío está en recordarte que yo no he hablado ni de
vencedor ni de vencido en el último enfrentamiento. Yo sólo
me he limitado a dejar constancia de una apreciación mía. Y
que la puse, por si no lo sabes, en conocimiento de Mohamed
Alí durante un descanso del debate.
-Pues no lo sabía...
-Es que tú eres un egoísta de mucho cuidado. Que sólo vives
para lo que vives. Y no me hagas decírtelo, pues lo estoy
deseando. Así que ya puedes prestar oído, porque voy a
contarte lo que le dije a MA: “Mira, Alí, yo nunca entendí
el pacto tuyo con Aróstegui, nunca... Pero lo entiendo menos
tras verte hoy debatir de la manera que lo estás haciendo.
Tú lo que menos necesitaba es haberte unido con una persona
que no te aportará nada, sino todo lo contrario. ¿Cómo es
posible que le vayas a quitar un escaño a uno de los tuyos
para entregárselo a quien terminará traicionándote?”
Y el líder de UDCE, con la educación que siempre le ha
caracterizado conmigo, a pesar de las críticas desfavorables
que ha recibido casi siempre de mí, me dio las consiguientes
explicaciones. Sin tener por qué. Por supuesto que no las
comparto. Pero puedo entender lo de que más sabe el loco...
Así que te diré lo siguiente: vuestra culpa tendréis en la
funesta decisión tomada por Mohamed Alí. Así que allá
vosotros con vuestro problema.
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