El consejero de Gobernación, José Antonio Rodríguez,
reaccionó ayer a los últimos apedreamientos a bomberos
asegurando que los protagonistas de estas acciones “lo
pagarán cuando se les coja” pero que no se dejará de prestar
ningún servicio que necesiten las barriadas de la ciudad
autónoma, aunque siguiendo el protocolo.
El consejero de Gobernación, José Antonio Rodríguez, lamentó
ayer los últimos apedreamientos a bomberos en la zona de Las
Caracolas pero subrayó que ni la Ciudad ni el servicio
contra incendios dejarán de atender las necesidades de la
población en ningún punto de la urbe. Sin embargo, también
mostró su confianza en que se acabe “cogiendo a esos
gamberros indeseables” para que “paguen” por sus acciones.
Rodríguez explicó que no se tomará ninguna medida porque las
intervenciones de los bomberos ya están protocolarizadas
para que reciban en todo momento acompañamiento del Cuerpo
Nacional de Policía y de la Policía Local. Según esto
protocolo, cuando el incendio no acarrea peligro para otros
vehículos u otras personas, los bomberos deben esperar a que
llegue la Policía Nacional para actuar.
En este caso no debería haber sido necesario, porque ya
había un coche de la Policía Nacional camuflado cuando los
bomberos llegaron a apagar el vehículo incendiado y se
apresuraron a sofocar las llamas. Aun así, pudieron ser
acorralados por los autores de la fechoría, resultando uno
de los efectivos herido en la espalda, lo que le provocó una
hematoma. Con todo, Rodríguez llamó la atención sobre la
suerte de que la pedrada no hubiera impactado en otra parte
del cuerpo con peores consecuencias y de que los uniformes
de bomberos aporten una protección considerable frente a
este tipo de acciones.
Sea como sea, el consejero remarcó que estas acciones no
tienen en cuenta “la paz social en la que viven la mayoría
de los vecinos de esta barriada” y que los protaganistas de
este tipo de actos “hacen la vida imposible a su propia
gente”.
Resignados
El problema es que, desafortunadamente, este tipo de
situaciones distan mucho de resultar excepcionales. Lo
comentaba ayer a este periódico uno de los compañeros de los
bomberos apedreados: “Ha pasado tantas veces que ya estamos
acostumbrados”, señaló con resignación.
El mismo bombero teme que la situación vaya a “continuar
igual” pero prosiguió que el cuerpo volvería a subir al
Príncipe cada vez que fuera necesario “aunque sabemos que
nos pueden apedrear”. “Da la sensación de que hasta que no
haya una desgracia no se actuará en consecuencia”, dijo.
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