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					Son la mejor forma de hacer campaña, desde los propios 
					organismos en los que se tiene una representación política. 
					Hace ya muchos años que comenzaron los Debates Sobre el 
					Estado de la Nación, a nivel gubernamental y fue a través de 
					ellos, a través de los que especialmente el presidente 
					Felipe González mantenía la llama viva de sus mayorías 
					absolutas mucho tiempo o de simple mayoría, luego ya en sus 
					últimos años en el Gobierno.
 
 Aquella forma de hacer política yendo al propio Parlamento, 
					con toda la parafernalia de los medios de comunicación en 
					directo, durante muchas horas, sacando la “auténtica verdad” 
					por parte de la Presidencia del Gobierno y la “auténtica 
					verdad”, pero que en nada coincidía con la anterior, por 
					parte de los grupos de la oposición, se ha ido extendiendo 
					tanto que, desde hace ya más de una década, cualquier 
					Comunidad Autónoma que no hace su Debate Sobre el Estado de 
					su Comunidad, parece que es que no está haciendo nada.
 
 Y el pasado jueves le tocó, porque así lo ha querido la 
					Ciudad, el turno a Ceuta, con lo que todos los políticos, 
					incluso los que utilizan “atuendo vaquero” o similares, 
					aparecieron con sus mejores galas en cuanto a la vestimenta, 
					de las otras galas, las de la actividad y las de las 
					realidades convincentes ya es otro cantar.
 
 Y el resultado de estos debates, también del de Ceuta, como 
					mucho, “división de opiniones” por aquello de que estamos 
					entrando en la Feria de Sevilla a la que pronto seguirá San 
					Isidro.
 
 De lo que yo vi, que no fue todo, faltaría más, como mucho 
					habrá que decir que hubo “faenas de aliño”, unas mejor 
					enhebradas que otras, pero que no convencieron del todo a la 
					parroquia.
 
 Sería de bobos o de tontos, dos términos que a nivel local y 
					nacional se han utilizado en el ambiente futbolístico estos 
					días, negar el trabajo “extra” que para mejor lucir los 
					escaparates, han llevado a cabo los que han intervenido y 
					sus equipos. Y sería propio de no conceder un mínimo de 
					confianza y de respeto a quienes nos están gobernando, a 
					nivel local y a los que están en la oposición, no admitir y 
					valorar las buenas formas mantenidas y el respeto de los 
					unos con sus adversarios, al menos en teoría. Todo eso, es 
					cierto, lo hubo, pero que en los distintos grupos no sean 
					capaces de ponerse de acuerdo, a la hora de valorar lo que 
					hay, es que o no es tan bueno lo que dicen desde el Gobierno 
					o es que los otros no se están enterando de qué va la 
					película.
 
 He cogido varias de las frases más significativas del debate 
					y que vienen a justificar lo que acabo de decir. Así:” Para 
					satisfacción de todos, hoy Ceuta ocupa un buen lugar en 
					calidad de servicios”, o también esto:” Donde más se percibe 
					ahora el cambio de Ceuta es en las barriadas”, afirmaciones 
					de Juan Vivas, frente a lo que Inmaculada Ramírez no parecía 
					estar muy de acuerdo cuando dijo:”El programa, los proyectos 
					y las promesas de Vivas son papel mojado”, o esto otro: 
					“Todos sus caprichos se pueden consentir si sobra dinero, no 
					si falta, por eso le digo que no gestiona bien”. Queda claro 
					que no había un gran acuerdo entre PP y PSOE en como marchan 
					las cosas.
 
 En cuanto al líder del grupo UDCE, Mohamed Alí, con temple y 
					creo que con buen tino dijo:” Dice la portavoz del Gobierno 
					que los grupos de la oposición somos repetitivos en nuestras 
					críticas y su afirmación es un tanto cínica, porque si las 
					peticiones, las críticas y las demandas se repiten es porque 
					los problemas y las carencias también persisten”. Más claro 
					agua, unificación de puntos de vista todavía no los hay.
 
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