A pesar de los muchos metros
cuadrados que se le han quitado en los últimos treinta años,
en los que se ha construido el helipuerto y todas las pistas
que están muy cercanas a él.
Sin embargo, ese puerto se está
haciendo más grande en cuanto al números de visitas
importantes, como ya venimos comentando desde días atrás,
sobre el aprovisionamiento que, de paso, hizo el destructor
ruso que nos visitó hace muy pocas jornadas.
Y si el puerto se hace más grande,
también, todo lo que está a su alrededor va creciendo,
porque habrá que prestar más servicios, habrá que tener más
personas para cubrir esos mismos servicios y las buenas
prestaciones que se den serán el reclamo inequívoco para
otras visitas posteriores.
Ceuta entera gira alrededor del
puerto, con lo que un simple resfriado del puerto puede
conllevar una auténtica pulmonía para toda la ciudad.
Es así en un lugar que no tiene
otros campos de extensión, porque toda la extensión,
especialmente en el asunto económico parte, se desarrolla y
sale del puerto, hoy más que ayer y, posiblemente, mañana
más que hoy mismo.
Y el último ejemplo de lo que
significa la llegada masiva y que ha salido a las calles de
Ceuta, lo hemos tenido en las más de 48 horas que pasaron en
Ceuta los marinos rusos.
Se les veía a la legua y se les
veía no tanto por su uniforme, cuanto por las muchas bolsas
de compras que llevaban.
Y es que la llegada de una docena
de invitados al otro lado del estrecho a los que se les
cobraba el billete del barco a precio de ganga y a los que
se obsequiaba con un sombrero, por lo general no aportaban
gran cosa.
A las pruebas nos podemos remitir,
se terminaron esas llegadas cuando todavía deben quedar
sombreros en algún almacén por ahí.
Lo otro, lo de este fin de semana,
y parte del lunes, ha sido otra cosa. Regalos, que se sepa,
no debe haber habido, desconozco si hubo siquiera una placa
conmemorativa, pero lo que sí hemos visto todos los que
hemos frecuentado las calles es que esos jóvenes y otros más
entrados en años cargaban sus bolsas, compraban lo que les
gustaba o les apetecía y como eran muchos, la caja de más de
un establecimiento se tiene que dejar notar.
Además, como las llegadas no se
habían reducido únicamente al destructor ruso, sino que
también nos visitó un crucero portugués "Funchal", con 600
turistas, la situación se vio un poco, bastante más,
animada.
Ayer lo comentábamos y hoy mismo
lo reafirmamos, la llamada turística tiene que ser, no sólo
al turista paseante, que se deja ver mucho por la calle pero
poco en los establecimientos, sino también hacia aquellos
que pasen cerca y que atraídos por los buenos servicios,
sean capaces de desviar su ruta y aunque sea por unas horas,
entren al puerto de Ceuta para hacer sus repostajes y todo
lo que eso conlleva.
Ésta será la forma de ver el
puerto con barcos dentro, con otros esperando fuera, hasta
que haya sitio para poder recibir el servicio que necesiten,
de aquí será de donde que hay que partir y dejarse de esas
llamadas que muy poco aportaron las semanas o los meses que
vinieron.
Portugueses y rusos, unos por
turismo sólo, los otros por ser parada obligada que
aprovecharon para conocer Ceuta y repostar, todos ellos han
dado una imagen muy distinta de la Ciudad esas horas.
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