Unos 195 millones tienen la culpa de que algunos, como
Caifás, se rasguen las vestiduras ante lo que consideran
“anatema”, en este caso de gestión económico-financiera, no
doctrinal. Pero que al fin y al cabo viene a ser lo mismo:
el fariseísmo, en este caso político, haciendo aspavientos
frente a lo que le molesta e irrita y que no es otra cosa
que el favor del pueblo hacia otro y no hacia ellos.
Es gracioso oír hablar de deuda, en los términos que hablan,
a los que fueron campeones en acumular deuda, que otros
gobiernos posteriores tuvieron que pagar. Pero no deuda
producto de inversiones, sino de caprichos acerca de
determinados gastos corrientes (véase contrato de la basura
en época del infalible concejal de hacienda Juan Luis
Aróstegui), que, como hemos dicho, tuvieron que pagar
gobiernos posteriores, por servicios que nunca se prestaron.
Y a lo mejor no exageramos si decimos que por ahí se
perdieron más de 6 millones de euros de nada.
Desde luego no estamos defendiendo la acumulación de deuda,
porque eso en sí no es bueno (que me perdone el Sr.
Presidente, que formuló al revés el algoritmo), pero no creo
que en la situación actual, Vivas pueda hacer mucho más,
para mantener la inversión y el empleo, que lo que hace el
Presidente Zapatero y su Ministro de Fomento, Pepiño Blanco
para los amigos, por poner un ejemplo. Estos han anunciado
hace unos días una inversión de más de 17.000 millones de
euros en ferrocarriles, carreteras y cosas parecidas, de los
que el Estado no va a poner ni un duro. Se entiende que
ahora, claro, pues dentro de unos años, el Estado comenzará
a devolver a bancos y empresas constructoras (que están
encantadas con la noticia, por cierto), la mayor parte del
dinero que ahora ellos y ellas (como diría Toñi Palomo desde
la Santa Catalina política) anticipan. Y mientras, el Estado
deberá o no (no lo sabemos a ciencia cierta, porque eso es
cosa de los “Camineros estatales”) contabilizar esos miles
de millones como deuda, tal vez durante veinte o treinta
años, pero ni a unos ni a otros les hemos visto rasgarse las
vestiduras por el anuncio zapateril.
Total: nada. O más bien, más de lo mismo. Cosas de que ya
llegan las elecciones.
Una cosa tiene a su favor el Sr. Presidente: La inversión
está ahí y se ve y la que se financia mediante el llamado
método Alemán, el del pago aplazado, como el Plan Aparca o
el Campus, se está perfilando y haciéndose cada vez más
visible, si bien es cierto que debería tomar nota de algunos
comentarios de nuestros conciudadanos, no exentos de razón,
que arguyen lo poco que se tarda en sustituir algunos
equipamientos, dudando entre si la causa es la mala
planificación o alguna otra cosa.
Y otra cosa tiene en contra: La falta de claridad, aunque
sea bienintencionada, para no transmitir un mensaje de
pesimismo y seguir generando una siempre necesaria
confianza, acaba volviéndose contra uno mismo. Siempre es
mejor contar toda la verdad, aunque duela.
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