Agentes del Cuerpo Nacional de Policía se vieron envueltos
en una emboscada durante las últimas horas de la madrugada
del pasado lunes donde se produjo una acción contras las
fuerzas del orden “de intensidad y gravedad no
acostumbrada”que tuvo que ser respondida con material
antidisturbios. La lluvia de piedras afectó fundamentalmente
a vehículos particulares aparcados por la zona. Durante la
madrugada ardieron al menos tres contenedores y Bomberos y
Policía Local también tuvieron que emplearse.
“En opinión de las víctimas del apedreamiento, personal de
dilatada experiencia policial, la acción presente revistió
una intensidad y gravedad no acostumbrada, tanto por la
cantidad de individuos participantes como por la
organización de la que hicieron gala”. Así culmina el
informe policial al que ha tenido acceso EL PUEBLO en
relación a los “graves” incidentes causados en la pasada
madrugada en la barriada Príncipe Alfonso.
Volvió a ser una actuación con claros visos de estar
perfectamente planificada. Una emboscada en toda regla en el
que participaron un numeroso grupo de personas encapuchadas
y distribuidas estratégicamente por las cotas más altas en
espera de la llegada de efectivos de la Policía Nacional,
Local y bomberos. El suceso acabó con varios vehículos
particulares dañados, a causa de la lluvia de piedras por
doquier, pero no hubo que lamentar daños personales, según
las fuentes oficiales consultadas, ni fueron afectados los
zetas.
El grupo de jóvenes, protagonistas de la acción contra las
fuerzas del orden, sabía lo que tenía que hacer, y lo hizo.
Aguardaron hasta bien entrada la madrugada del domingo al
lunes. Entorno a las 04’40 se realizó la primera de las tres
llamadas de alerta realizadas al 112. Esta primera avisaba
del incendio de varios contenedores en el barrio,
concretamente en las inmediaciones del edificio
polifuncional. Por otro lado, al mismo tiempo, una llamada
al 091 advertía de la misma situación, por lo que la sala
envió a varios efectivos del Cuerpo Nacional de Policía a la
zona. Tres zetas radiopatrullas fueron los primeros en
llegar. Allí comprobaron que, efectivamente, había un
contenedor ardiendo. Instantes después llegaron los bomberos
para sofocar las llamas. Una actuación limpia y rápida. La
Policía realizó una inspección por la zona para determinar
el origen del suceso, pero fue en vano.
Sobre las cinco de la madrugada, el servicio se retiró de la
zona sin mayor incidencia, especifica en una nota oficial la
Jefatura Superior de Policía de Ceuta.
Sin embargo, pasados varios minutos desde que los servicios
de seguridad y de emergencias se retiraron del lugar el 112
informó a la sala del 091 que en el mismo lugar del suceso
anterior volvían a arder varios contenedores de basura. Era
la segunda llamada, por lo que se enconmendó a las mismas
unidades que volvieran a subir al barrio para su
comprobación, por las evidentes sospechas de que se podría
tratar de una preparada estrategia de jóvenes
incontrolables, como así resultó ser finalmente.
Los tres zetas radiopatrullas regresaron a la zona. No
ardían contenedores, pero sí detectaron ya la presencia de
varias barricadas en el lugar.
Nada más llegar, los agentes sufrieron “una implacable
lluvia de piedras”. Así se refleja en el informe policial.
Apostados tras las barricadas
Los alborotadores surgían de detrás de las barricadas, con
la cara tapada lanzando piedras de gran tamaño contra los
agentes llegados en primer lugar. Para repeler la agresión,
la fuerza policial se vio en la necesidad de utilizar el
material antidisturbio reglamentario, consiguiendo con la
ayuda de las dotaciones de otros cinco vehículos policiales,
la dispersión de los autores aunque no su identificación. En
esta llamada también acudieron bomberos y Policía Local. Los
primeros se retiraron al comprobar que no habían llamas,
pero vivieron la dantesca situación surgida en las calles
(una más).
“Las piedras llegaban de todos lados”, advertía un agente.
Llamaba la atención los movimientos de los ‘tiradores’
“perfectamente organizados. Sabían cómo moverse, cuándo
lanzar las piedras, dónde guarecerse. Tenían varias líneas
de ataque”.
Una vez dispersados, tras el empleo de numeroso material
antidisturbio, sobre las 06’00 horas de la mañana hubo un
nuevo aviso de alerta por incendio de contenedores en la
zona.
Esta vez sí había fuego. Bomberos tuvieron que regresar al
lugar, junto a Policía Nacional y Local para sofocar las
llamas de varios contenedores habían prendido
intencionadamente.
Fue el último incidente sucedido en poco más de dos horas en
la barriada Príncipe Alfonso.
|
Un problema de civismo, de falta de principios y de valores
El nuevo episodio vivido ayer en
el barrio del Príncipe Alfonso vuelve a poner de relieve la
brecha existente en determinado núcleo de jóvenes de la
barriada, sin estudios, sin formación, sin trabajo y en
permanente estado ocioso. Duermen de día y viven con
impunidad la noche. Los padres no pueden con estos elementos
desintegrados de una sociedad en la que no creen. La falta
de valores y de principios, unidos al nulo o escaso nivel
cultural, la nula formación laboral y el desinterés por el
cumplimiento básico de las más mínimas nociones de civismo,
dibuja un panorama desalentador mientras no se tomen
decididas cartas en el asunto.
|