Siete personas condenadas por malos tratos están
participando en la terapia contra esta lacra social que se
lleva a cabo en el interior del Centro Penitenciario Los
Rosales, canalizada por la psicóloga del mismo. Los
beneficiarios son condenados cuya pena privativa de libertad
ha quedado suspendida y se encuentran en libertad por
diferentes factores, por ello, el objetivo de la prisión es
que dicha iniciativa se lleve a cabo en instalaciones
externas, aún expensas de fuentes de financiación.
El objetivo es la intervención de personas condenadas por
delito de malos tratos con la colaboración de un psicólogo
externo a la prisión, lo que permitiría el seguimiento, a
través de una terapia, a aquellos hombres condenados por
este tipo delictivo pero que no han llegado a ingresar en
prisión.
A la fecha actual, siete han sido los beneficiarios de esta
acción que actualmente se lleva a cabo en las instalaciones
del Centro Penitenciario Los Rosales siendo la psicóloga del
mismo la encargada de establecer la terapia oportuna para
cada uno de ellos ya que está pendiente de financiación
pública el proyecto por el que esta iniciativa debería ser
llevada a cabo en instalaciones externas.
El perfil de estos beneficiarios está determinado por varios
factores; todos han sido condenados por malos tratos pero la
pena privativa de libertad ha quedado suspendida por orden
del juez y este determina para ellos la participación en una
terapia. En diferentes casos, estos usuarios pueden haber
cumplido ya su pena, o les han suspendido la misma con la
condición de trabajo en beneficio de la comunidad e incluso
que sea la primera vez que cometen este tipo delictivo y,
por ello, no produce su ingreso en prisión. “Son ciudadanos
que viven en sus casas, con penas suspendidas pero sometidos
a tratamientos de rehabilitación. Por ello, lo que
pretendemos es que, ya que disfrutan del régimen de
libertad, participen en este tratamiento en la calle y no
dentro de la cárcel”, argumentó Juan Hernández, director del
Centro Penitenciario Los Rosales.
El funcionamiento de esta terapia es subjetivo ya que
dependerá del expediente a tratar el mayor o menos tiempo de
rehabilitación hasta alcanzar varios objetivos: “frenar sus
impulsos, ser conscientes y procurar que lo que han hecho no
se vuelva a repetir y saber que ese tipo de conductas están
mal y son sancionadas. Por eso las terapias están
personalizadas”, apuntó Hernández. De momento, el proyecto
para ejecutar esta iniciativa en el exterior, pendiente de
financiación.
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