Es normal que tras unas fiestas,
con muchos movimientos, a lo largo de más de una semana, se
empiecen a hacer valoraciones de lo que aportaron todos esos
días, en lo bueno y en lo que no fue tan agradable.
A pesar del tiempo variable y de los pronósticos
equivocados, como casi siempre que se adelanta algo en la
televisión, las cadenas hoteleras, desde media semana y
antes, incluso, del apretón fuerte de las fiestas, ya
comenzaban a frotarse las manos, en ciertos lugares del
país, porque la ocupación hotelera, por fin, iba a rondar el
90%, que no está mal.
Buena noticia, por adelantado, que ahora mismo podemos
confirmarla y que da un mínimo resplandor a la recesión que
viene azotando a todos, en lo privado especialmente.
Pero, a lo largo de los recuentos esos, para conformar unos
datos que den fuerza y claridad a las estadísticas, no se
pueden dejar de lado los números que nos aporta la DGT, con
los desplazamientos millonarios, cosa habitual en dichas
fiestas. Hemos comentado lo bueno y lo malo de esos
movimientos, con las colas y los atascos kilométricos, en
días anteriores, pero en la parte negativa y ¡ojalá!
hubiéramos podido esquivar el tema de los accidentes y el de
los siniestros que de ellos se desprenden.
En estos momentos, todavía, no podemos dar las cifras de
fallecimientos por accidente en todos estos días, y no
podemos dar cifras, ni las voy a dar aunque me lleguen
mañana, porque como el final de fiestas, en algunos casos se
dio ayer, por la noche, a la hora que estoy escribiendo,
todavía no está cerrado el plazo para saberlo con exactitud.
Ahora bien, número arriba o número abajo, una vez más
tenemos que decir que, de nuevo, fue la circulación el
cáncer de las fiestas. Ya lo era a media semana y lo
lamentable es tener que decir que todo lo que no se supere
el número de 40 fallecidos por accidente en todos estos días
significa un éxito.
No lo voy a aceptar y no puedo aceptar que con uno, con una
docena o con varias docenas de muertos en la carretera
podamos hablar de éxito, simplemente al comparar las cifras
con las de otros años precedentes.
Éste es el punto negro de todas las semanas festivas o de
todos los largos fines de semana, que aportan unos números
fríos, pero lamentables en la sociedad en la que vivimos.
¿Hay posibilidades de enmendar esto? Creo que es muy
difícil, se podrá recortar el número, pero eliminarlo del
todo ya sería cosa de un milagro y en las carreteras hay de
todo menos milagros, por mucho que desde Tráfico traten de
jugar con el bolsillo de los contribuyentes en forma de
multas por correr demasiado.
Ahora mismo, y ya cuando se hagan públicos los datos
oficiales, comenzaremos a ver posiciones y a oír
alegaciones, rectificaciones y proyectos de futuro que, en
absoluto, podrán terminar con este problema que va
aumentando, desde hace cuarenta años, si es que no más.
Este año, por caer el calendario como ha caído, esta semana
significa el último largo escalón de salidas hasta el
verano. En otras materias podrán hacerse correcciones para
el futuro, en esto, desde luego, la corrección puede aportar
alguna disminución de accidentes, pero el corte total jamás.
Preferiría no tener que escribir jamás sobre este asunto, ¡ojalá!
lo consiga.
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