PORTADA DE HOY
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sociedad - MARTES, 6
DE ABRIL DE 2010 |
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cercano barranco de las Cuevas. f. raso. |
medio ambiente
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El proyecto de Santa Catalina incluye la
restauración vegetal de las Cuevas |
La
superficie a repoblar tras el traslado de los
residuos del vertedero es de 20.000 metros
cuadrados, que se regenerarán con especies ya
presentes, como el pino carrasco y el palmito
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CEUTA
Tamara Crespo
ceuta@elpueblodeceuta.com |
El proyecto de sellado del vertedero de Santa Catalina
contempla otras medidas correctoras de su impacto ambiental,
consistentes en la reforestación del cercano barranco de las
Cuevas, al que se trasladará parte de la basura para poder
construir el parque. Son 20.000 m2 que se repoblarán con
pinos y matorral bajo.
Una vez realizadas las fases de sellado y clausura del
vertedero de Santa Catalina se procederá “a las actuaciones
de restauración vegetal del total de la superficie ocupada
por el mismo , el Barranco de las Cuevas, con un total de
20.120’78 metros cuadrados”. Así reza en el proyecto de
urbanización elaborado por el arquitecto Jorge Chaves para
esta actuación, consistente, en una primera fase en el
traslado de los residuos del vertedero a la citada vaguada,
en la cual se ha previsto esta labor de regeneración del
medio natural.
Para llevar a cabo la misma se tendrá en cuenta el apartado
de inventario y valoración del medio correspondiente al
estudio ambiental del Plan Especial S.G.-3 de Santa
Catalina, aprobado por la Ciudad Autónoma de Ceuta. En dicho
estudio, y según especifica el autor de este proyecto, del
que EL PUEBLO ofreció los principales detalles el pasado día
2, se describen las especies vegetales predominantes en la
zona. La cubierta vegetal está compuesta en su mayoría en
estos momentos, en cuanto a árboles se refiere por
eucaliptos (Eucalyptus camaldulendis) con más del 80% y el
resto con algunos ejemplares dispersos de pino carrasco (Pinus
halepensis) y pino piñonero (Pinus pinea). El resto de
cubierta vegetal está constituida “por matorrales bajos y
plantas de bajo porte”. Entre ellos destacan principalmente
plantas como el acebuche, el plamito, el mirto, el escobón
blanco, el torvisco, la lavanda, el jopo, la tagarnina y la
amapola marina.
Así mismo en el entorno del ámbito y sus proximidades se dan
con abundancia masas de Altabaca (Inula viscosa) y
Margaritas (Leucanthemum vulgare), sobre todo en los
márgenes más soleados y en una pequeña escombrera existente
al oeste.
“Atendiendo por tanto a criterios de mantenimiento de las
especies autóctonas y de mejor crecimiento y adaptación de
forma que se elimine o disminuya el impacto ambiental”, se
decide por parte de los técnicos llevar a cabo una
repoblación sobre un manto de tierra vegetal aportada y
enriquecida mediante el compost producido con los eucaliptos
a talar. Entre las especies apuntadas anteriormente y en
cuanto a los árboles, se eligen para la repoblación el pino
piñonero, y como arbustos y matorral bajo, palmito, mirto,
lavanda, amapola marina y retama.
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En el parque habrá también especies autóctonas
Entre los factores que se han
considerado en la selección de las especies vegetales a
utilizar en el espacio que a día de hoy ocupa el vertedero
de Santa Catalina, que se reconvertirá en un parque
suburbano, están los condicionantes macroclimáticos, “que
influyen también en la definición de las labores necesarias
de preparación previa a siembras y plantaciones, y en las
posteriores necesidades de mantenimiento”, las
particularidades microclimáticas, como la exposición (el
efecto solana/umbría) o la concordancia con la vegetación
circundante. Por ello se eligen especies de hoja caediza y
perenne, de crecimiento lento y de crecimiento rápido,
gramíneas y leguminosas, rastreras, etc y se crearán “golpes
de árboles, bosquetes de árboles con matorral, setos en
paisajes agrícolas” y otro tipo de composiciones.
El tipo de restauración vegetal que se plantea por parte del
autor del proyecto, el arquitecto Jorge Chaves, será
“coherente tanto desde el punto de vista ecológico como
paisajístico con el territorio y los usos previstos”,
tratándose el terreno alterado, con el aspecto y composición
vegetal predominante “lo más parecida posible a la existente
antes de las obras o a la vegetación potencial”. Con el fin
de integrar de forma adecuada en el entorno este tratamiento
vegetal se prevé la utilización de especies autóctonas,
“adaptadas a las condiciones del medio en que se actúa”, lo
que facilitará el éxito de los tratamientos y al mismo
tiempo reducirá los costes de mantenimiento.
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