Las pilas alcalinas, uno de los residuos peligrosos sobre
cuyo depósito selectivo está más concienciada la ciudadanía,
apenas representan, en peso, el 0,5 por ciento de las
basuras tratadas por Ecoceuta. La empresa alcanzó el año
pasado las 1.377 toneladas de residuos peligrosos tratados y
espera triplicar esa cantidad en 2010, debido al mayor
número de puntos de recogida y la mayor sensibilidad social.
Son muy contaminantes, pero también pequeñas y más fáciles
de manejar por la empresa de tratamiento de residuos
peligrosos. Las pilas alcalinas representaron en 2009 apenas
el 0,5 por ciento de los residuos tratados por Ecoceuta:
6,70 toneladas de las 1.377 que conformaron el total.
Hay otros residuos peligrosos de mayor tamaño, más incómodos
para el depósito y la recogida selectiva pero que arrojan un
peso sobre el total de basuras tratadas significativamente
superior. Así, Ecoceuta trató el año pasado 750,20 toneladas
de neumáticos.
Le siguen en el ránking la arena procedente de la red de
saneamiento, con 241,42 toneladas; las aguas con
hidrocarburo, con 223,2; los aceites de automoción, con
104,79; el material electrónico obsoleto, con 88,75; el
aceite vegetal, con 64,93; el material contaminado con
hidrocarburo, con 45,13; los fibrocementos, con 25,60; los
envases metálicos, con 12,22; y, en último lugar, se hallan
las pilas alcalinas.
Desde Ecoceuta se tienen buenas expectativas respecto al
presente ejercicio, cuando se tiene en mente triplicar o,
cuanto menos, duplicar, la cantidad de residuos peligrosos
tratados por la planta situada en el muelle Alfau. “Ahora
tenemos más puntos de recogida y la gente es muy sensible a
los puntos limpios”, apuntaron desde la empresa.
Para la Península
En la planta de Ecocueta se tratan todos los residuos
recogidos, se los clasifica, se los almacena y luego se
envían a la Península para su reciclaje o eliminación
definitiva.
Las campañas actualmente en marcha insisten en residuos como
el aceite de cocina. De esta manera, se alerta de que
deshacerse de él a través del desagüe contamina las aguas,
provoca atascos, malos olores y, además, hace que se
desperdicie un recurso. Sin embargo, se puede reciclar.
Este aceite de cocina reciclado se utiliza para fabricar
biodiésel, que se utiliza en los vehículos del mismo modo
que el gasoil. Puede guardarse en cualquier envase de
plástico con cierre de rosca y ser depositado en el punto
limpio.
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