Mis queridos diocesanos:
Os anuncio con alegría: ¡Cristo ha resucitado y vive! Os
felicito, porque con la resurrección de Jesucristo se os ha
abierto una esperanza viva: también vosotros resucitaréis y
viviréis.
¡Cristo ha resucitado! Gritemos con alegría esta buena
noticia. Sabemos que Jesús ha resucitado a una vida inmortal
en favor de todos. Para eso somos cristianos, para decírselo
a todos y atestiguar con nuestra vida renovada que Jesús con
su resurrección nos ha abierto un camino que desemboca en la
vida inagotable con Dios.
Los cristianos seguimos afirmando nuestra esperanza en
Cristo resucitado. Lo hacemos sin jactancia, porque tanto la
resurrección como la esperanza en ella son pura gracia del
amor de Dios. Quisiéramos que todos participaran de nuestra
esperanza, pero nadie tema que buscamos someter su libertad,
pues sabemos muy bien que Dios quiere y busca la respuesta
de los hombres a su amor.
¡Cristo ha resucitado! Resucitemos con Él a una vida nueva,
que deja atrás este mundo viejo destinado a pasar, que se
debate en interminables contradicciones. Cristo nos ha
enseñado esa forma nueva de vida y, como fruto de su
resurrección, nos ha dado su Espíritu, que nos ofrece una
nueva libertad para asimilar ese nuevo modo de vivir.
Es algo maravilloso haber sido elegidos por Dios para
custodiar la esperanza en el mundo. Particularmente en
nuestro tiempo donde muchos hombres y mujeres, sin salida y
desesperanzados, aguardan nuestro testimonio de la
resurrección y de la vida.
¡Feliz Pascua de Resurrección 2010!
Antonio Ceballos Atienza
Obispo de Cádiz y Ceuta
Cádiz, 29 de marzo de 2010
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