El oficial segundo del barco quimiquero Rhone, atracado
desde el pasado mes de septiembre en el puerto de Ceuta con
toneladas de lignosulfato de sodio, corroboró ayer a EL
PUEBLO los plazos anunciados por la Capitanía Marítima para
la llegada de otro barco que trasborde su carga química y
ponga punto final a una travesía que ha tenido mucho de
pesadilla.
Hikmetullah Ónel es uno de los cuatro tripulantes que el
armador de registro del barco, Yapi Kredit Financial, envió
a Ceuta tras la repatriación de la tripulación original para
vigilar por la seguridad de la nao y del puerto de la
ciudad, ya que su carga puede resultar contaminante.
Ónel envió ayer a través de este periódico un mensaje de
tranquilidad a los ceutíes sobre las posibilidades
contaminantes de la carga. “Está bien segura”, apuntó
lacónico. El oficial segundo del barco indicó que no podía
dar cuenta del día exacto en que vendrá el barco desde
Turquía para trasbordar la mercancía. “Pienso que en quince
días podría estar aquí”, se atrevió, no obstante, a
aventurar.
Entre el trasbordo de la carga y las demás gestiones que se
necesitarán para levantar la inmovilización del barco, la
actual tripulación espera regresar a casa en el plazo de un
mes. “Diez días más, diez días menos”, matizó Ónel.
Esta no es ya una tripulación contrariada por las
vicisitudes que ha tenido que sortear el barco. “La estancia
en Ceuta ha sido muy bella para mí y para otras personas”,
señaló sin dudarlo.
Si se le pregunta qué es lo que más le ha gustado de la
ciudad responde sin pensarlo un segundo: “Su gente, aquí
todo el mundo es muy humano y nos preguntan constantemente
cuál es nuestra situación”.
Al parecer, el interés que la sociedad ceutí ha mostrado por
el caso de este barco largo tiempo abandonado constituye una
novedad para los tripulantes turcos. “En otros países ocurre
lo mismo y la gente no te pregunta cómo estás. Allí no te
ayudan lo más mínimo, pero Ceuta se ha volcado con
nosotros”, continúa el oficial segundo.
Aun así, Ónel admite que “por supuesto, queremos volver
pronto a casa”. Una posibilidad que ahora sí se encuentra en
camino de convertirse en una realidad, aunque habrá de
resolver primero el levantamiento de los embargos que aún
pesan sobre el barco turco abandonado con toda su carga y su
tripulación.
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