Se ha cambiado el bajar al Cristo
de Medinaceli, “El Señor de Ceuta”, desde el Príncipe a
Automovilismo, lugar de donde volvió a salir en procesión,
recorriendo las principales calle arrastrando, como es
habitual, a una innumerable penitencia detrás de él. Es
algo, que no significa ninguna novedad en la procesión del
Medinaceli.
Dejando por unos momentos, al Señor de Ceuta, nos vamos a
trasladar a Málaga donde, de la misma forma, el pasado
sábado salió en procesión “El Cautivo”, nombre con el que se
conoce en la capital de la Costa del Sol al Medinaceli.
Y aunque algunos se hayan extrañado, a mí personalmente y en
persona, no me ha causado extrañeza ninguna que setenta mil
personas, acompañarán en penitencia a la imagen en su
recorrido. Porque sigo insistiendo que aunque se diga que
esto es un Estado aconfesional, las tradiciones del pueblo
español, pese a todo cuanto se diga, se siguen manteniendo.
Por la sencilla razón de que de un plumazo, no se puede
acabar con algo, que muchísimos españoles han mamado de
pequeño. Esas tradiciones tan nuestras, que llevamos
arraigadas, no existe fuerza alguna, con capacidad
suficiente, para quererlas dejar apartadas de nuestra forma
de ser.
Esto no es ser meapilas, ni capillitas, ni nada que se le
parezca, es de una lógica aplastante. Las ideas que se
tengan, sobre estas tradiciones, por pensar lo contrario a
las mismas, no va a encontrar nunca el apoyo del pueblo
español que cada Semana Santa se lanza a la calle, a revivir
esa época del la cristiandad.
Debajo de los “pasos”, van costaleros de distintas creencias
o ideas políticas que, en esos momentos, en los momentos de
sacar a hombros los ”pasos” de su cofradía, dejan a un lado
sus convicciones o ideales políticos, para portar esas
imágenes por las que sienten devoción.
Puede parecer una contradicción, la que esos costaleros
tengan ideas políticas diferentes a la celebración de la
Semana Santa, pero es una realidad incuestionable. Por poner
un ejemplo, que entendamos todos, tenemos el de Antonio
Bandera, que nadie duda de cual es su idea política y, en
Semana Santa, deja todo para venir a Málaga, a portar sobre
sus hombros a su venerada imagen.
Hemos puesto este ejemplo por se un personaje popular y
conocido en el mundo entero. Pero como él hay muchísimos
españoles que, con las mismas ideas políticas que Bandera,
son costaleros de diferentes cofradías. Y por supuesto, no
se le ocurra a usted decir algo que pueda ofender a su
Virgen o a su Cristo.
La Semana Santa, digan lo que digan sobre ella, seamos un
país aconfesional, se seguirá celebrando a pesar de cuanta
oposición se pueda hacer de la misma.
Es algo tan nuestro, es tan tradicional, que prohibirla
sería el mayor de los errores que puede cometer político
alguno. El pueblo, en estas tradiciones tan nuestras, es en
la única ocasión que verdaderamente es soberano.
Les dejo me voy a ver “El Encuentro”. Por cierto, para que
todos nos enteremos, le acompañará la Legión.
|