Mucha fantasía, más de un mito,
pero también mucha fe en unos hechos que sucedieron hace dos
mil años.
¿Qué es hoy la Semana Santa?. Dejando de lado las creencias
de quienes han seguido, al pie de la letra, las tradiciones,
la Semana Santa hoy es, al menos en España, una serie de
días que cambian la rutina del día a día de varios meses, y
con este cambio se da un respiro en el quehacer diario, con
lo que se produce la salvación de un mes para los
establecimientos hoteleros, que pasan de estar al 35% de
ocupación, o menos, al 80% o incluso más, depende de en qué
partes.
Mirando desde la perspectiva religiosa y el recogimiento de
la pasión, la palma se la llevan en Castilla-León, en
Valladolid, Zamora y la mayor parte de las capitales de
provincia que lucen sus verdaderas “joyas” artísticas, en
medio de un recogimiento casi sepulcral. Aquí se vive la
pasión íntegramente.
Mezclando las perspectivas religiosas y folklóricas,
Andalucía está a la cabeza, muy por encima de cualquier otra
región, y en muchas ocasiones uno no sabría donde comienza
lo religioso y donde se entremezcla con los folklórico en
Sevilla, en Granada o en Córdoba.
Hemos de ser realistas y ver en ese entrecruzamiento del
folklore y la piedad algo que escapa y supera al carácter
verdadero que se presenta, de ordinario, en Andalucía, pero
que aquí, mejor que en ninguna parte se sabe vestir y
conjugar esa doble perspectiva que lo hace más atractivo
para muchos visitantes que, estos días, se desplazan por
toda la Comunidad Autónoma Andaluza.
Luego, además de la doble visión que hemos dado de la Semana
Santa, en Castilla y en Andalucía, están esos lugares que
atraen por su clima y que en un año como éste, tratar de
asentarse, aunque sólo sean tres días, en una playa al sol,
sin preocupaciones de otro tipo, hacen que esos lugares,
para muchos de sus visitantes, se conviertan en las mismas
puertas del Paraíso.
En este apartado hay que colocar, antes que nada, a
Benidorm, esa ciudad que surge en los últimos 60 años y en
la que, junto a muy pocos nativos, hay miles de visitantes
que le dan un carácter cosmopolita, como no se aprecia en
otros lugares. También, libre de lo piadoso o lo folklórico,
a secas, encontramos todo el territorio canario, reclamo de
españoles, de alemanes, de franceses o de ingleses, por ese
“seguro” de buena temperatura, sin preocuparse el personal
de si se trata de la Semana Santa o de la Navidad y
preocupándose, sólo, por encontrar una buena temperatura.
Intencionadamente, he dejado para el final Ceuta, en unas
fiestas como éstas, en las que, a pesar del cruce permanente
de cuatro culturas, la Semana Santa cristiana se vive con el
rigor de la de Valladolid y con la alegría de la Semana
Santa de Andalucía.
En los muchos años que llevo en Ceuta, he vivido pocas
Semanas Santas aquí, pero lo que sí detecté esas pocas veces
que disfruté de la Semana Santa de Ceuta, es que parece que
las demás culturas apoyan con su presencia o con su “no
oposición” unas fiestas que, también, y esto no lo debemos
olvidar, son reclamo para muchos foráneos.
Si el tiempo acompaña, después de tantas lluvias, la Semana
Santa de Ceuta podrá equipararse a cualquiera de las que
hemos considerado de las buenas, especialmente, también, en
el capítulo turístico, algo que, como hemos dicho muchas
veces, todavía no se ha logrado encarrilar, de verdad.
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