Hoy es domingo y como cada domingo
me tomo un descanso reparador, para volver a la “batalla” el
próximo lunes, que dicho sea de paso se inicia la Semana
Santa, con el desfile procesional del Señor de Ceuta que,
como es habitual, llevará tras de si una multitud de fieles
en penitencia.
Ese mismo día, empezará el éxodo de miles de ceutíes camino
de la Península para disfrutar de unas pequeñas vacaciones.
Aunque hay que decir, porque aquí se dice todo, que serán
muchos menos que en años anteriores.
Unos debido a la crisis que estamos atravesando y otros
porque, después de mucho tiempo, han decidido que le mejor
lugar para disfrutar de esas mini vacaciones es quedarse en
esta tierra, presenciando la Semana Santa. De ahí que cada
vez sea mayor el número de ceutíes que se agrupan, sobre
todo en la Gran Vía, para ver los desfiles procesionales.
De todas formas, con toda seguridad, habrá cosas que
volverán a repetirse como en años anteriores. Los días
claves de la Semana Santa serán muy pocas, por no decir
ninguna, las cafeterías que estén abiertas para poder
tomarse un café. Es algo que se repite, cada año, por estas
fechas.
La misma repetición de los cometarios que se harán una vez
acabada la Semana Santa y, por tanto, el regreso a casa de
todos aquellos que se fueron a la Península.
Unos dirán, aquella socorrida frase de: “el próximo año nos
quedamos en casa, que es lugar donde mejor se disfrutan de
estos días de vacaciones”. Otros, a los que les ha ido de
maravilla, repetirán la frase: “El próximo años, en vez de
irnos el miércoles, nos vamos el lunes”. Y por último los
propietarios de los bares, cafeterías y restaurantes, que se
han marchado, siempre, a la vuelta, seguirán diciendo: “De
todas formas que íbamos a hacer aquí, con lo mal que está la
cosa por la crisis”.
Que conste en acta, amigo guardia, que cada uno puede hacer
lo que mejor le venga en ganas y decir lo que crea
conveniente. Las cosa claras.
Pero, teniendo en cuenta lo que se han gastado, lo que han
dejado de percibir por las ventas, poco o mucho, pero algo
es mejor que nada, al marcharse han duplicado esas perdidas
pues, como decía la sabia de mí abuela:”donde se saca y no
se mete, el fondo se le ve”.
Salir de Ceuta cuatro días, dejando a un lado el alto coste
del transporte hasta la otra orilla, supone un gasto
considerable puesto que, cada uno de los que salimos,
hacemos cosas que habitualmente no realizamos en nuestra
tierra. Cosas que suponen un gasto añadido al normal y que
merma nuestra economía.
Al no tener nada que hacer, nos sentamos en una cafetería o
en un bar y consumimos más de lo que hacemos en nuestra
tierra, por la sencilla razón que aquí al tener nuestro
trabajo, carecemos de esas horas muertas, en las que no
sabemos qué hacer. Y esas horas muertas sólo nos valen para
gastar más dinero de lo habitual. Sin contar, por supuesto,
los gastos extras de alguna que otra ropita para los niños.
De todas formas, ustedes lo pasen bien en esas mini
vacaciones.
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