Aalgunos niños autistas les costaba a hablar y comenzaron a
llamar a sus amigos en cuanto empezaron a relacionarse en la
piscina del Polideportivo Díaz Flor. La hidroterapia
favorece el desarrollo psico-físico de las personas con
discapacidad estimulando las funciones orgánicas,
diversifica las conductas motrices y mejora la sociabilidad,
por eso la Asociación de Madres y Padres (Ampa) del colegio
de educación especial San Antonio han puesto en marcha este
programa gracias a una subvención del Ministerio de
Educación y la colaboración del Instituto Ceutí de Deporte (ICD).
Sonia Fernández, presidenta del Ampa y Eva Hidalgo y Rocío
Villanueva, madres de niños con necesidades de educación
especial, consideraban perentorio el desarrollo de
actividades en la ciudad para este colectivo infantil. La
única que existe en la actualidad, desde que desapareciera
la hipoterapia.
Para desarrollar el programa de hidroterapia se han
seleccionado a cuatro monitores entre treinta candidatos
atendiendo a los resultados del test psicológico y las
pruebas físicas, uno de ellos técnico-deportivo coordinador.
Nayim Mohamed, que se encarga de los servicios de
socorrismo, explicó a EL PUEBLO que “lo importante es que
los niños se diviertan, se relacionen y conozcan el modo de
trabajo” con la hidroterapia. “Así evolucionan sin
inconmunicación y sin hiperactividad”, añadió.
Eva Hidalgo es madre de un niño que, entre otras
características, adolece de hiperactividad y asegura que
desde que acude a hidroterapia se encuentra más relajado. El
problema es el horario, porque el Ampa sólo ha conseguido
financiación para dos sesiones semanales, los sábados y
domingo de 13.30 a 14.30 horas, y ello dificulta los
horarios de comida y de medicación, que resultan esenciales
en personas que precisan de una rutina muy estricta.
El proyecto se presentó para tres días a la semana, lunes,
miércoles y viernes, como una actividad más de los centros
escolares. El presupuesto no dio para tanto. Aun así los
madres y padres de los menores beneficiados no tienen más
que palabras de agradecimiento para quienes han contribuido
a suplir esta carencia de la ciudad.
Así las cosas, treinta y tres niños ceutíes de entre 4 y 14
años participan en estas sesiones de hidroterapia. No todos
están adscritos al Colegio San Antonio. El hijo de Rocío
Villanueva, por ejemplo, que padece autismo, recibe una
educación integrada en el colegio Juan Morejón, donde cuenta
con un profesor terapeuta y un logopeda. Así puede aprender
cuestiones tan básicas como las normas de conducta para
jugar con otros niños.
Todos estos niños padecen algún trastorno motórico y/o
cognitivo y están logrando adaptase mejor al medio con las
sesiones de hidroterapia. “Aunque tengan una minusvalía
tienen derecho a divertirse”, apostilla Eva Hidalgo.
El Colegio San Antonio tiene 120 alumnos. Se trata de niños
y niñas que, según explicó la presidenta del Ampa, no tienen
a nivel cognitivo el cuadro curricular para recibir
educación en centros de integración, con retrasos de
distinto nivel y patologías asociadas según cada caso.
Y junto a las necesidades de los pequeños están también las
de sus padres. Por eso el Ampa quiere impulsar un programa
de respiro familiar y ya cuentan con bastantes voluntarios y
la cesión puntual de una furgoneta adaptada por parte de
Cruz Roja para que puedan hacerse cargo durante dos horas de
sus hijos y aliviarles sobre esfuerzo. Sin embargo, son
consciente de que estas horas de respiro sólo pueden darse
de manera circunstancial. “Examinando las necesidades de
nuestros hijos, la verdad es que adolecemos de una gran
falta de recursos de en la ciudad”, comentan al unísono
todas las madres.
Ahora su gran caballo de batalla es que se reconozca la
hidroterapia como una actividad extraescolar más para sus
hijos e hijas.
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