No es verdad, como la AD Ceuta demostró la pasada semana,
que en el fútbol está todo inventado. Ni mucho menos. En el
deporte rey se ha visto casi de todo. Lo que no se había
visto era que un aficionado, crítico como el que más con su
equipo y que incluso había salido de forma regular en
diversos medios de comunicación para exponer esas mismas
críticas ante el público, se convirtiese en el hombre
elegido para levantar la moral del equipo. Algo que roza, en
muchos aspectos, lo surrealista. Es cierto que el equipo no
tiene un problema de aptitud, sino de actitud, que viene
provocado por una enorme falta de confianza que tiene que
ser tratada de forma urgente. Por este motivo no puede ser
cuestionable la decisión de contratar a un psicólogo; las
dudas llegan a la hora de conocer quíen es ese psicólogo.
Como dijo Jack el Destripador, vamos por partes. En primer
lugar, tenemos un equipo creado para luchar por los puestos
de play off y aspirar al ascendo a Segunda División. Un
equipo que, a falta de ocho jornadas para que finalice el
campeonato, se encuentra fuera del objetivo, y que se ha
caracterizado esta temporada por una evidente irregularidad
no sólo en los resultados, sino también en el juego.
Por otro lado, tenemos a un psicólogo que, desde que arrancó
el curso liguero, ha sido un fiel colaborador de la RTVCE
comentando cada uno de los encuentros que la AD Ceuta ha
disputado lejos del Alfonso Murube. Un colaborador que ha
puesto en tela de juicio cada movimiento de la directiva, ha
criticado cada acción del que fuera su entrenador hasta la
llegada de José Diego Pastelero y que ha valorado, siempre
desde la subjetividad, las cualidades -o más bien, la falta
de ellas- de algunos de los jugadores de la plantilla.
Pues bien, ahora uno y otro se unen en un tándem algo
extraño que busca sacar al equipo de una difícil situación
en la que la plantilla necesita mejorar su moral después de
llevar casi siete meses escuchando duras críticas, como las
que él mismo ha llevado a cabo públicamente.
Valor no le falta. No querría ser yo, después de lanzar esas
duras críticas hacia algunos de los integrantes del equipo,
el que tuviese que sentarse enfrente para ser el encargado
de animarles y apoyarles en su recuperación moral. Hundir
para después levantar. Ese debería ser el lema de esta nueva
forma de hacer psicología con la que la directiva y el
cuerpo técnico de la AD Ceuta quiere sacar adelante el
equipo.Veremos en las próximas jornadas si el trabajo del
psicólogo empieza a surtir efecto. Parece ser, tras lo visto
en el partido frente al Caravaca -sobre todo durante la
primera mitad- que necesitará unas cuantas sesiones para
comenzar a levantar esa moral tan dañada y que, según el
cuerpo técnico, es la causante de que el equipo no se
encuentra en estos momentos cumpliendo el objetivo.
Esperemos, eso sí, que cuando el equipo comience a
levantarse no sea ya demasiado tarde, puesto que este mismo
domingo la AD Ceuta tiene un importante partido frente al
Real Jaén en el que se encuentra obligado a conseguir el
triunfo si no quiere correr el riesgo de alejarse hasta los
siete puntos de los play off, diciendo adiós, casi
definitivamente, a disputar una temporada más, la tercera en
cuatro años, las eliminatorias de ascenso a Segunda
División.
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