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OPINIÓN - LUNES, 22 DE MARZO DE 2010

 
OPINIÓN / COLABORACION

Hasta el día 98, derecho. Al día siguiente, delito

Por P. Marcos, Agustino


No se entiende muy bien qué razones puede haber tenido una mayoría del Parla-mento para aprobar una ley en la que si la mujer aborta en las primeras 14 semanas esa acción es un derecho; pero, si lo hace al día siguiente, ya es un delito. ¿Qué es lo que cambia en ese ser humano, de un día para otro, a parte de ser 24 horas mayor? ¿Se da algún cambio cualitativo, sustancial, que le haga un ser diferente del día anterior?

Los católicos, nueve meses antes de Navidad celebramos la Encarnación del Hijo de Dios, en el seno de María Virgen. Es el 25 de marzo, el día elegido para celebrar la Jornada por la Vida. Apoyados en el relato evangélico sabemos que, después de recibir la visita del arcángel san Gabriel y aceptar ser la Madre de Dios, “por aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo…”. El pueblo de su prima Isabel era Ain Karem, a unos 6 kms al oeste de Jerusalén. Desde Nazaret, María debió de hacer este viaje en cuatro o cinco días, sobre un burrito, que era el trasporte normal en aquella época. Supongamos que, desde la visita del Arcángel -desde su concepción- han pasado seis, ocho, diez… días. Jesús era tan solo un diminuto embrión, compuesto de unas 150 células, que me-diría unas centésimas de milímetro, ¡y ya “ejercía” de Salvador del mundo!: comunica el Espíritu Santo a su primo Juan, quien saltó en el seno de su madre; y gracias a la íntima comunión que se da entre toda madre y su hijo, anuncia a su madre Isabel, mediante su sobresalto, que María está encinta del Salvador.

Jesús de Nazaret no esperó 99 días, o 14 semanas y un día, para que le conside-raran “ser vivo HUMANO” como da a entender la conocida como “ley del aborto” (Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción oluntaria del Embarazo) que ha sacado el actual gobierno el 24 de febrero de este año. Lo hizo en la primera ocasión que tuvo, porque la vida comienza en el momento de la fecundación.

Habrá quien objete que es una ley hecha para todos: creyentes y no creyentes, cristianos y no cristianos; que no podemos obligar a nadie a que acepte creencias de tipo religioso; que en este campo se guían por lo que dice la medicina y la ciencia, no por lo que dice la fe (cristiana o de cualquier otra religión). Si es así, ¿qué argumentos científicos tienen para defender esos plazos? Pues, yo tampoco quiero que me guíen por otras “creencias” de tipo ideológico. Porque si escuchamos a los científicos, puedo aportar testimonios que defienden lo expuesto más arriba. Concretamente, el 17 de marzo de 2009, en la conocida como “Declaración de Madrid” a favor de la vida, firman más de dos mil (2.505, concretamente) doc-tores, catedráticos, profesores de universidad, investigadores… de genética, de biología celular, biología animal, microbiología, histología, bioquímica, química analítica, etc., etc. afirmando que la vida existe “desde la fusión de los dos game-tos”; reclamando -esto es importante- una correcta interpretación de los datos de la ciencia en relación con la vida humana en todas sus etapas. Las firmas pueden verse en la siguiente dirección: http://derechoavivir.org/declaracion-de-madrid/.

Sí, son muchos los médicos, científicos, investigadores, intelectuales de diferentes profesiones… que se manifiestan en defensa de la vida humana en su etapa inicial, embrionaria y fetal, rechazando su instrumentalización al servicio de lucrati-vos intereses económicos ó ideológicos. Todos vienen a coincidir en lo mismo, expresado de una u otra forma: que «la nueva vida comienza en el momento en que el espermatozoide entra en el óvulo» ; que el descubrimiento del genoma humano demuestra «inequívocamente que en el momento de la fecundación del óvulo por el espermatozoide surge un ser humano con todo el genoma completo» ; o (por nombrar un Premio Nóbel) como dice el profesor Alfred Kastler: «La vida humana co-mienza en la concepción, en el momento de la fusión del espermatozoide y el óvulo».

Creo que es de personas sensatas, con sentido común, atender lo que nos dicen estos sabios e intelectuales. No se trata de querer imponer nuestros principios religiosos al resto de los españoles. Cuando nos enfrentamos a esa práctica no lo hacemos debido a nuestras creencias, sino basándonos en los datos científicos acerca del inicio de la vida humana desde la concepción. Porque, contrariamente a lo que algunos se empeñan en decir a todas horas, ciencia y religión no se oponen; se complementan... si la religión es auténtica religión, y la ciencia no ha sido desvirtuada por espurios intereses ideológicos.
 

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