El 19 de marzo de 2010 será
recordado siempre como uno de los días más destacados de la
historia de Ceuta. Tengo la absoluta certeza de que esta
fecha marcará un hito histórico en el devenir de la política
local. Creo firmemente estar viviendo un acontecimiento de
tal importancia como para vaticinarle que acabará siendo
objeto de estudio obligatorio en todos los colegios de la
localidad.
Lo acordado entre Mohamed Alí y Juan Luis
Aróstegui, en el Hotel Parador La Muralla, culmina una
labor de cuatro años en los que ambos políticos han estado
manteniendo una especie de relaciones prematrimoniales, con
el firme propósito de conocerse a fondo, y que han
desembocado en el feliz anuncio de un matrimonio que llega
ya con el nacimiento de una criatura que será santo y seña,
a partir de ahora, de la vida pública ceutí.
‘Caballas’ es el nombre del recién nacido. Celebremos, pues,
como corresponde a todo lo naciente, el alumbramiento
generado por dos personas sobradas de cordura e
inteligencia. Una pareja nacida para mandar y cuyo
progresismo ferviente les hace ayudar por sistema a los más
débiles. Sin pedirles (!) nada a cambio. Que es donde radica
el enorme mérito de ambos políticos.
Del primero, es decir, del líder de UDCE, no tengo idea del
alcance de su predilección por los más desfavorecidos; si
bien del segundo, o sea, de quien maneja a su antojo el PSPC,
con tal de que me diera por preguntar en las entidades
bancarias sabría, sobradamente, que es el paño de lagrimas
de todos los pobres de esta ciudad. Siendo su
desprendimiento tan enorme como los comentarios donde le
reconocen tan grande amor por sus semejantes.
No me extraña, pues, que Mohamed Alí esté radiante de
felicidad por haber conseguido unirse a un político
filántropo, tras haber estado rogándoselo durante cuatro
años. Pero su insistencia, siempre mal vista por medios
vendidos (!) al mejor postor, ha dado sus frutos. Y ¡de qué
manera, Dios!...
Me explico: lo primero que nos ha dicho Juan Luis Aróstegui
es que se acabó ya el que vivamos en el siglo XIX. Que la
formación ‘Caballas’ nos va a sacar del atraso en el cual
aún estamos inmersos los ciudadanos. Ya que todavía se sigue
pensando como si lo más importante de cada día fuera
presenciar el levantamiento del puente del Cristo y estar
atentos a oír el cañonazo de las doce. Se le ha olvidado
decirnos que también luchará denodadamente porque a los
venidos de afuera dejen de exigirnos el salvoconducto de
entrada y el certificado de buena conducta para residir en
la ciudad. Que es algo no del siglo XIX, sino de época muy
reciente. Y que suelen recordarnos cada dos por tres muchos
de sus seguidores progresistas. Los mismos que gritarán a
partir de ahora que ser ‘caballas’ es lo más. Que es la
marca de origen. Y pobres de los que hayan nacidos en Teruel
o en tierras gaditanas.
Pero lo que más me ha gustado es la originalidad que ha
presidido el discurso de Aróstegui. A quien se le nota que
cada día está más convencido de que el mestizaje nos hará
mejores. He aquí su grito de guerra emocionado, durante la
presentación del recién nacido:
-‘Caballas’ será capaz de hacer una Ceuta que no la va a
conocer ni la madre que la parió.
¡Viva nuestro Alfonso Guerra! ¡Que viva!
(¡Viva Blanca Orellana Rojas!: mujer de grandes(!)
saberes.)
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