La noche del viernes deja una triste historia en el Muelle
España del Puerto. Un vehículo se precipitó al mar con una
mujer y sus dos hijos, de nueve y siete años. Eran
musulmanes ceutíes. Los pequeños no lograron sobrevivir a
los alrededor de veinte minutos que permanecieron bajo el
agua. Al cierre de esta edición se desconocía el estado de
la madre.
“La madre gritaba y pedía ayuda para sus hijos”. Así
comienza una trágica historia de una madre que simplemente
quería enseñar a sus hijos un barco del puerto de Ceuta. Su
coche cayó al mar y ella consiguió ser rescatada con vida.
Peor suerte corrieron su hija de nueve años y su hijo de
siete. Los tres eran musulmanes ceutíes. Veinte minutos son
los que pasaron debajo del agua hasta que el Grupo de
Actividades de Salvamento de la Guardia Civil consiguió
sacarlos del coche.
Las labores se dificultaban por momentos a causa de la poca
visibilidad. “Si hubiera caído con las ventanillas cerradas
hubiera habido alguna posibilidad, pero así...”, comentaba
cabizbajo un policía nacional. A la orilla del puerto se
comenzó con las tareas de reanimación que duraron unos 45
minutos antes de que se diera la triste noticia sobre las
23:30 horas. Por su parte, la madre -de quien al cierre de
la edición se desconocía su estado- fue trasladada del lugar
de los hechos entre “terribles gritos y lloros”. “A esa
pobre mujer se le ha destrozado la vida”, aseguraba uno de
los jóvenes que habían estado allí desde el principio. “Era
impotencia, no teníamos nada para poder sacarlos de ahí”.
Dos UVI móviles, seis coches de la Guardia Civil, cuatro de
la Policía Nacional, dos de la Policía Local y un coche de
bomberos se desplazaron hasta el lugar de los hechos. El
despliegue realizado por las Fuerzas de Seguridad del Estado
fue espectacular. Un joven tapado con una manta y tiritando
de frío contó que se había tirado al agua por “puro
instinto. Había que salvarlos. No veía nada, era imposible.
Salía a la superficie para decirles a mis compañeros que no
podía ver nada, no los encontraba. Ha sido horrible. Había
cristales y más cristales”. Los primeros en llegar fueron
los guardamuelles y después se sumaron los bomberos. Tras
ellos, los efectivos de la policía hicieron acto de
presencia, según relataron los testigos. Todavía se
desconoce quién fue el que realizó la llamada que alertó de
la tragedia. Caras largas y serias pero una enorme
profesionalidad y trabajo en equipo para conseguir salvarles
la vida.
Minutos después llegaban algunos familiares y conocidos de
la familia y lo único que se escuchaba era “¿Y los niños,
dónde están los niños?”. La presidenta accidental, Yolanda
Bel, llegó conduciendo uno de los vehículos de la Ciudad y
en un instante comenzó a hablar con los responsables de cada
una de las Fuerzas de Seguridad. En ningún momento se
produjeron escenas de caos, aunque sí algunas tristes cuando
los médicos dieron por concluidas las tareas de reanimación.
Bel permaneció en todo momento en contacto con el presidente
Vivas.
El coche todavía no había sido sacado del agua y según
varios testigos, “quizás esté incluso debajo del barco. Hay
siete metros de profundidad. Nunca te esperas que pase algo
así, nunca piensas que te puede tocar vivir algo así”.
La noche del viernes ha dejado a una familia rota por la
tragedia y el dolor de haber perdido a sus dos hijos. Un
policía local comentaba con uno de sus compañeros instantes
después de haber sacado a los niños del agua: “Yo no quiero
que esto me afecte a mí mañana. Yo me hubiera tirado igual
si hubiera estado en la misma situación que el chico”.
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