Nos reunimos en un bar cercano al
edificio que acoge la redacción y oficinas de este
periódico. Humean los cafés y la conversación transcurre de
manera tan fluida como agradable. No faltan las bromas.
Me entero de que el editor cumple años. Y lo primero que
hago es lamentar no haberlo sabido antes para hacerle el
correspondiente regalo. Y es que uno es así de dadivoso y no
tiene por qué ocultarlo.
En fin, José Antonio, otro año será... Siempre y
cuando me avises con tiempo suficiente para quedar bien
contigo. Con el fin de darte la consiguiente coba y poder
seguir contando con tu complicidad. La que me proporciona la
tranquilidad de saber que no estoy desvalido ante los
políticos que me tienen casi siempre presente en sus
oraciones...
Comparto mesa con Juan Jiménez, Isidro Hurtado de Mendoza
y Ángel Muñoz. Y éste, que a la chita callando es un
excelente coñón, va y me dice: -Tengo entendido que desean
invitarte a un programa de fútbol en la televisión. Porque
dicen que ya no estás vetado...
Mi respuesta no se hace esperar: -Mira, Ángel, yo no sé si
el Valerio Lazarov de Ceuta me tenía puesto el veto. Pero lo
que sí sé es que el tal Lazarov es consciente de que a mí me
la trae floja aparecer en las televisiones locales. Y que,
en caso de hacerlo, tendría que ganar por equis minutos ante
las cámaras, la misma cantidad que gana al mes el artista
más preciado de las televisiones caseras.
Las risas afloran y salen a relucir nombres de quienes se
atreven a opinar de fútbol como si hubieran sido los
inventores del deporte más popular del universo. Y uno tiene
que volver a recordar que semejante osadía es imposible
lucirla entre la gente perteneciente al mundo del toro.
¡Menudos son los taurinos profesionales, como para permitir
que cualquier mindundi ose hablar con petulancia de lo que
desconoce!
Antes, cuando uno era más joven, cosa que me parece lejana,
si hablaba un profesional, por ejemplo, en una tertulia
improvisada, había que ser prudente e incluso guardar
silencio hasta que éste te concediera la palabra. ¿Te
acuerdas Juan Vivas de la sobremesa en el Hotel
Oromana, en Alcalá de Guadaíra, con Muñoz y sus ayudantes en
la selección española, Mariano Moreno y Manolo
Delgado Meco, concentrados con España para jugar contra
la selección argentina, liderada por Diego Armando
Maradona, en un día de la Hispanidad? Te lo pregunto,
porque, siendo como eres de memoria privilegiada, seguro que
recordarás cómo nos comportamos.
Decía Ortega y Gasset: “Por poco que sepa un
profesional, desde luego tendrá siempre más valor su opinión
del tema que la de un aficionado”. Por lo tanto, a mí,
después de haberme pasado casi dos décadas de mi vida
sentado en los banquillos, donde hay que tomar decisiones
sobre la marcha, nunca me causan vergüenza ajena los
aficionados que emiten sus opiniones en los medios, sino los
que se expresan en tono magistral y solemne. Sin darse
cuenta de que no hacen sino repetir siempre los cuatro
tópicos tomados al oído.
(Naiara Puertas Cartón deslumbra con sus saberes (!)
varios.)
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