La Fiscalía solicitó más de 6.000 euros de multa e
indemnización para un hombre que supuestamente golpeó con un
palo un autobús y se enfrentó a su conductor en varias
ocasiones. Petición a la que se adhirió la acusación
particular que además pidió 225 euros por el presunto
maltrato sufrido por el trabajador. Por su parte, el acusado
negó el capítulo violento pero reconoció haber increpado al
denunciante.
Un ceutí se sentó ayer en el banquillo de los acusados del
Juzgado de lo Penal por un presunto delito de daños, al
parecer, por haber golpeado un transporte público con un
palo de madera.
Por tales hechos, la representante del Ministerio Fiscal en
la ciudad solicitó el pago de 5.400 euros por el delito
mientras que la letrada de la acusación particular añadió
una supuesta malta de maltrato al conductor por la que pedía
225 euros. Ambas partes añadieron a las cuantías económica
otros 1.273 euros en concepto de indemnización a la empresa
Hadú-Almadraba por los daños sufridos en el autobús.
Mientras que el abogado de la defensa requirió la absolución
de su cliente argumentando que no persistía la incriminación
por falta de declaraciones firmes.
Los hechos debatidos en el juicio tuvieron lugar el pasado
día 6 sobre las siete de la tarde en varios puntos de la
ciudad ya que el conflicto entre el acusado y el denunciante
se produjo en varias de las paradas del transporte público,
entre ellas, en la iglesia de la Almadraba, en el hospital y
en la frontera del Tarajal.
El denunciante explicó que al llegar a la primera parada se
le cruzó una señora con unas bolsas, por lo que paró el
vehículo. Entonces, “el acusado me recriminó por no poner el
intermitente y se situó en dirección contraria, parando el
vehículo y abriendo la puerta del autobús para pedirme
explicaciones con actitud violenta”. El acusado, por su
parte, reconoció haber increpado al conductor por estar “muy
enfadado” aunque negó “haber puesto un pie” en el
transporte. El segundo capítulo a debatir fue el encuentro
posterior del denunciante y el acusado en la parada del
hospital, donde al parecer se produjeron los daños. “Vino
con un palo, forcejeamos y comenzó a seguirme. Uno de los
viajeros me ayudó a sacarlo del autobús y por Miramar se me
cruzó con el coche, sin poder abrir la puerta para que la
gente bajase porque estaba golpeando el vehículo. Entonces
llamé a la central para advertir de lo que estaba ocurriendo
y ya en el Morro llegó la Policía”, argumentó el conductor.
El acusado negó lo ocurrido y advirtió que el trabajador le
había agredido con las botas de punta metálica, además de
insistir en que era zurdo “y para mi la derecha es inútil
por lo que no pude fracturar el cristal según la posición
que el conductor relata”.
Para aclarar el parte de lesiones presentado por el imputado
y en calidad de testigo, declaró en el juicio el forense.
Según su versión, las contusiones que presentaba el
procesado podían proceder “tanto de una patada como del
choque contra algún objeto” ya que al haber ropa de por
medio “la silueta de la lesión no estaba clara”. Además
añadió que las erosiones de los brazos “son compatibles con
un forcejeo”.
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